Músculo antifascista en Tiannamén

03 de septiembre 2025 - 03:09

Hoy tiene lugar el Gran Desfile. Con esas mismas palabras promocionaron a bombo y platillo el programa de TVE La Familia de la Tele, que tras la muerte del Papa y el Gran Apagón se disolvió como un azucarillo. El Gran Desfile será una gran demostración de músculo castrense en la plaza de Tiannamén de Pekín para conmemorar el ochenta aniversario del final de la Agresión Japonesa y del final de la Guerra Antifascista Mundial. Un epíteto el de antifascista muy presente entre los adláteres del Gobierno sin presupuestos. Curiosamente, esa plaza pequinesa forma parte de la memoria de uno de los episodios más sonrojantes de la represión.

España empieza esta semana su clasificación para el Mundial de 2026, que se celebrará en Canadá, Estados Unidos y México. Pekín es la capital del otro Mundial, el llamado Sur Global que en torno a la llamada Organización de Coperación de Shanghái agrupa a China, Rusia y las repúblicas de Kirguistán, Tayikistán, Kazajistán y Uzbekistán, amén de India, Pakistán y Bielorrusia. Igual que Donald Trump, el presidente chino, Xi Jinping, también le ha puesto la alfombra roja a Vladimir Putin, uno de los invitados estelares al desfile antifascista. En la tribuna de este Mundial paralelo estará Kim Jong-Sun, presidente de Corea del Norte, hijo de King Jong-il, nieto de Kim Il-Sung, presidente eterno de la República de Corea del Norte, donde tampoco son muy partidarios de las elecciones. El abuelo de Kim Jong-Sun estaba al frente de las tropas de Corea del Norte que el 25 de junio de 1950, una semana antes del gol de Zarra a Inglaterra en Maracaná, invadió Corea del Sur.

Se inició así un conflicto, la guerra de Corea, que como el efecto mariposa resituó la relevancia geoestratégica de España, que pudo salir de la autarquía con su vitola de bastión del anticomunismo. En su biografía de Franco, Julián Casanova reproduce un comentario de Agustín de Foxá en una visita a La Habana. El autor de Madrid de Corte a Checa dijo en la capital cubana que había que hacerle en el Pardo un monumento al Paralelo 38, el meridiano que separaba las dos Coreas.

En la foto de los jefes de Estado de este Mundial, entre kazajos, tayikos, uzbekos y kirguises, como figurantes de Miguel Strogoff, más de uno habrá buscado la presencia de Rodríguez Zapatero, artífice de esta nueva ruta de la seda que también ha recorrido el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. India nunca ha disputado un Mundial; China sólo uno, debutó con derrota contra Costa Rica en el de Japón y Corea 2002. Rusia llegó a organizar el de 2018 que le ganó Francia a Croacia, el anterior a la pandemia.

El mundo, como decía Villalón, también se divide en dos, aunque Putin pise las dos alfombras rojas para escarnio de Ucrania y la Unión Europea, que ha quedado como un imperio austrohúngaro venido a menos entre América y Eurasia. De Barcelona ha salido una flotilla para Gaza y un flotador para Bruselas. Con una ex alcaldesa antifascista, faltaría más, que ninguneaba al Rey de España cada vez que visitaba su ciudad de la que su abuelo era conde.

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