Nuevo curso político o el horror

30 de agosto 2025 - 03:08

Resulta aterrador cuando uno lee que tal o cual partido o preboste inaugura el nuevo curso político. No se fueron y ya han vuelto. Lo hacen en su sede entre aduladores y pretorianos o al aire libre bajo un pinar de pino carrasco donde el último campus de verano. Agosto agoniza y es ahora cuando los iluminados se reúnen para diseñar estrategias mirando al otoño. No saben que hieren nuestros sentimientos. Y justo ahora, cuando más de uno lo que desea es abandonarse precisamente a la hora ocre del otoño para ver cómo el sol de la tarde alarga nuestras sombras en la acera. Los políticos también invaden nuestras competencias más íntimas. Hablo del derecho al autoengaño por creer que el otoño sigue siendo la estación donde preservar lo poco que queda de anhelo y certidumbre.

El PP promueve ahora su tiovivo de comparecencias para tratar la incuria en torno a los incendios. Les gusta quemarse a lo bonzo, dado que es sabido que en la calcinada Castilla y León gobierna desde 1987 la izquierda taimada con radicales y comuneros y en alianza con el separatismo… leonés. No importan las siglas ni si este u otro preboste. Todos nos incordian con la misma saña de antes y después de las no vacaciones. Si se hubieran disipado por unos días, a lo mejor los habríamos añorado. El masoquismo también es otro derecho constitucional. Pero ya les digo: no se marcharon y han vuelto. El compañero Juan M. Marqués vaticina lo que se aviene en clave andaluza y en el muladar patrio de la Carrera de San Jerónimo. Seguirá el “ambiente crispado y a cara de perro”.

Dan ganas de desaparecer. El verano se muere. Propongo una inmersión colectiva y volver a hacer submarinismo a pelo, con el único émbolo de los pulmones. Ya puestos, a uno le gustaría ser como uno de esos buzos que limpian la estatua del Cristo de los Abismos que mora en las profundidades de la costa italiana de Liguria en recuerdo de las víctimas del mar. Cualquier cosa. Lo que sea para no volver a escuchar al mostrenco Tellado y al dueto estelar de los Óscar (Puente y López).

Si la dichosa rentrée literaria es la engañifa de todos los años, el estreno del curso político es la mayor estafa de todas. Nos queda el sueño de votar en blanco. Llenar el parlamento de escaños vacíos. Democracia entre la niebla y el sfumato a lo Da Vinci. Los sueños sueños son. Como soñar que Calderón se equivocó.

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