Ojo con Marruecos

02 de octubre 2025 - 03:10

Estamos tan ensimismados en los avatares del estado gangrenoso del sanchismo que se nos escapan los más que preocupantes –o esperanzadores, según se mire– movimientos que están produciéndose al sur de nuestro sur. La larga enfermedad de Mohamed VI, su acusado deterioro, las despiadadas luchas internas para capitalizar esa situación pero, sobre todo, para asegurarse un lugar al sol en el nuevo reinado, el escándalo de la enorme corrupción política y económica, cada vez más evidente para un pueblo que, en alta proporción, sigue sumido en la pobreza, la falta de inversiones en servicios básicos mientras se derrocha en obras faraónicas y se roba a manos llenas, la creciente represión, la falta de horizontes para la juventud, que se enfrenta a casi un 40% de paro, y otros muchos factores de riesgo, pueden abocar a una desestabilización del régimen y de la monarquía alauí que a los españoles, opinemos lo que opinemos del vecino, no debiera resultarnos indiferente.

Con escaso eco en nuestros medios, los graves incidentes de estos días pasados en una decena de grandes ciudades marroquíes, con cientos de detenidos, protagonizados por jóvenes que se declaran hartos del estado de cosas, pueden llegar a ser un detonante, en todo caso un serio aviso de que el futuro próximo amenaza explosión. Hicham Mansouri, periodista y analista político en el exilio, declaraba hace unos día a El Independiente: “No creo que la sucesión vaya a ser tan fluida como la transición de Hasán II a Mohamed VI. En aquel momento, Hasán II había preparado cuidadosamente el terreno para su hijo... lo que contribuyó a crear un clima de apaciguamiento y a proyectar una imagen de modernización que facilitó el traspaso del poder... Hoy en día, la situación es radicalmente diferente, casi la contraria. Estamos asistiendo a un pico de represión política y social, a un cierre del espacio público y mediático y a una mayor instrumentalización de las instituciones judiciales y de seguridad”. A ello hay que unir el profundo malestar popular por las cordiales relaciones del régimen con Israel, siendo la marroquí una de las sociedades más movilizadas por la guerra en Gaza.

Ojo, pues a lo que pueda pasar más allá del Estrecho. Puede comenzar pronto una etapa con tantos riesgos como oportunidades para los intereses de España.

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