La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El orgullo de ser andaluz

El proceso de vacunación en el Estadio de la Cartuja es un ejemplo de organización que roza la perfección

El orgullo de  ser andaluz

El orgullo de ser andaluz

Cientos de sevillanos han descubierto por fin el Estadio de la Cartuja gracias al proceso de vacunación contra el Covid. Antier iban a ir hasta este mamotreto muchos que yo me sé si no es por recibir las dos varas de Pfizer, como manda el reglamento y prescribe don Jesús Aguirre, consejero de Salud que siempre genera recuerdos gratos: su parecido con el señor de los kikos Churruca, sus explicaciones sencillas y claras sobre asuntos complicados ("el tema de los viales", "a nivel de Urgencias"...) y ese estilo de hombre llano que disfruta con un buen tinto y una tertulia. Aguirre cae bien a todo el mundo. Y tiene todo la mar de bien organizado en el estadio.

Si a usted le citan por la mañana tendrá que soportar el sol en el primer tramo de cola, que se organiza en el exterior. Pero en cuanto entre por la puerta número diez se olvida ya del Lorenzo. Así que llévese agua y una gorra, sombrero o visera. Lo mejor de todo es que la cola casi nunca deja de avanzar, es lo más parecido a salir de nazareno en el Silencio, pero sin olor a incienso de Palomino ni riesgo de tumultos. Si le toca la cita por la tarde, la cosa es todavía mucho mejor, porque tiene derecho a sombra, hay menos gente y los tiempos se reducen. La cola vespertina avanza a la velocidad de Santa Marta de regreso por el Salvador. En uno y otro caso, usted entra por la puerta diez y sale por la dos, por lo que tiene que elegir si aparca cerca de la entrada o bien cerca de la salida. Entre uno y otro acceso hay un paseo de diez minutos. Téngalo muy en cuenta por el horario solar.

Todo el personal es muy amable: desde el sanitario hasta el de seguridad, pasando por el de Protección Civil. Ojo porque sólo hay urinarios al final del recorrido obligatorio, una suerte de carrera oficial que acaba en la susodicha puerta dos, donde en el exterior hay un bar con veladores muy animado y con tirador de Cruzcampo. ¿Pero se puede tomar cerveza después del pinchazo? "Yo no le digo ná", responde el sanitario con los hombros encogidos. Sean prudentes. Acudan con gorra, agua y con la visita ya hecha al urinario antes de salir de casa. La cola interior tiene un extenso tramo en zig-zag que le permite saludar hasta seis veces a la misma persona si es que se topa con un conocido, que es lo más probable. Se sentirá orgullosos de la capacidad de los andaluces de organizar algo con tanto esmero para un público masivo. Que no digan que solo hacemos bien las fiestas, porque últimamente en algunas corríamos como gamos. Cuanto ocurre estos días en el Estadio de la Cartuja es muy serio y supone toda una fuente de esperanza en una sociedad mejor.

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