Ojo de pez

pablo / bujalance

El pantallazo

AQUELLOS políticos del PP que denunciaron que los ordenadores portátiles repartidos en las escuelas públicas andaluzas habían terminado en rastros y mercadillos (difama, que algo queda) andan ya frotándose las manos: la Consejería de Educación ha decidido invertir 7,6 millones de euros en tablets para los alumnos de sexto de Primaria. Un pelotazo, o, mejor, un pantallazo. Los profesores interinos se han llevado las manos a la cabeza: las más de 4.500 plazas docentes suprimidas siguen en el limbo, de manera que, si el asunto no se remedia, se perpetuará en no pocas aulas la paradoja que ofrecen los niños agraciados con equipos informáticos y con maestros que van y vienen, a menudo obligados a impartir asignaturas para las que no están preparados y con pocos recursos para extraer contenidos de las herramientas tecnológicas. Además, la Junta se empeña en repartir equipos cuando en muchos centros ni siquiera hay conexión a internet, mientras en tantos otros los alumnos siguen embutidos en aulas prefabricadas. Los interinos tildan de "error" esta política de prioridades. Pero vayamos por partes.

Ciertamente, se podría considerar un despropósito la decisión de ampliar la dotación tecnológica cuando existen otras carencias a priori más urgentes. Los desequilibrios en los centros respecto al material humano han causado ya un daño notable: las listas de sustituciones apenas se han movido este curso y eso ha dejado a no pocos equipos docentes solos al frente de situaciones insostenibles. La ratio sigue disparada, el sostenimiento de la oferta parece cada vez más débil, los equipamientos más antiguos y, con tanta agua al cuello, la tarea docente termina convertida en una cuestión residual. ¿Aliviarían los 7,6 millones de euros de las tablets esta situación si el gasto se hubiese dirigido con otro criterio? Seguro que sí.

Sin embargo, existe otra evidencia no menor: cualquier medida asumida para favorecer el uso de internet en las aulas ya llega tarde. La paradoja no es (sólo) que la Junta gaste en tablets y no en interinos: lo más grave es que la sociedad se ha transformado en los últimos diez años a una velocidad de vértigo a cuenta de las tecnologías de la comunicación y a la escuela pública se le han negado los recursos para subirse al carro. Se están pagando ahora los platos que se rompieron hace una década. Y ya no es posible elegir entre el material humano y el tecnológico: el detrimento de lo uno o lo otro tendrá consecuencias nefastas. Si Andalucía se revela ahora como una región empobrecida, habrá que prepararse para lo que viene. Pero traía más cuenta invertir en el ladrillo.

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