La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los sevillanos 'pagafantas'
La aldaba
Nadie quiere a los inmigrantes en su barrio, en su calle, cerca de los colegio de sus hijos, de su lugar de trabajo o de su taberna de cabecera. Todo recuerda al clásico comentario de barra de bar: “No tengo nada en contra de los curas”. Hasta que el niño dice que quiere entrar en un Seminario. O una estupidez mayor: “Yo no tengo nada que reprochar a los homosexuales, de hecho tengo varios amigos homosexuales, algunos son de mis mejores amigos”. El Gobierno ha enviado a 85 inmigrantes a un hotel del centro de Alcalá de Guadaíra, municipio donde el PSOE sigue muy fuerte pese al severo castigo que el sanchismo recibió en las últimas municipales. No se trata de una localidad teñida del azul pepero emergente. Ha tardado muy poco en montarse una manifestación hostil a los inmigrantes con declaraciones de rechazo recogidas por las cámaras de televisión de Europa Press. Un señor: “Yo no soy racista ni ná, pero hay muchos sitios vacíos para poderlos meter y no aquí en el centro. En la carretera de Utrera hay un hotel abandonado donde meter a toda esta gente. Los problemas se verán con el tiempo. Ahora están muy bien, pero dentro de cinco o seis meses se verá. No es lo mismo encontrarte a uno que a una tanda de ocho o diez, que ya eso te acojona”. Una señora: “Todos los vecinos estamos preocupados porque no sabemos cómo son, si se comportan, si son personas sociables, si son personas buenas, es que no se sabe cómo son... espero que se comporten porque es una zona buena de vecinos... Hay vecinos buenos que no se merecen que vengan otras personas que hagan daño”.
La alcaldesa, Ana Isabel Jiménez, un valor al alza del PSOE moderado que tanto se necesita hoy, ha pedido prudencia. Tacto se llama. El Ayuntamiento anuncia la activación de todos los servicios para que “esta situación no afecte a la convivencia pacífica en el municipio” y quede patente “el carácter solidario y el sentido de responsabilidad que siempre han definido a la sociedad alcalareña, demostrada en anteriores acogidas a personas refugiadas procedentes de regiones en situación de conflicto”. Sí coincide con la Junta en la falta de información facilitada por el Gobierno de España. La alcaldesa, que se ha enterado por los hosteleros y comerciantes, tiene ahora un papelón. En el Gobierno alguien tiene muy claro que en materia de acogida de inmigrantes hay que actuar con la política de los hechos consumados. Aquí el único que ha avanzado que abrirá un centro de noche para personas sin techo ha sido el arzobispo. Será junto a la Giralda. Tiempo de valientes sin caretas. La alcaldesa necesita una bendición, paciencia y un Gobierno (amigo) que sea más claro.
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