La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los problemas del nuevo alcalde de Sevilla

¿Quién abandona su trabajo para someterse al pimpampúm de la política? Menos mal que Juan Espadas negoció en su día una subida de sueldos en el Ayuntamiento Así es José Luis Sanz Antonio, quédate

José Luis Sanz, la noche victoriosa de las pasadas elecciones municipales.

José Luis Sanz, la noche victoriosa de las pasadas elecciones municipales. / Antonio Pizarro (Sevilla)

El Partido Popular concentra ahora mismo tal cantidad de poder (sumen los ayuntamientos a la Junta de Andalucía) que tiene verdaderos problemas para encontrar a profesionales que quieran dejar sus trabajos e incorporarse a un proyecto político. El mismo presidente Moreno reconoció en la presentación de su primer Gobierno con mayoría absoluta que había recibido nones al ofrecer determinadas e importantes consejerías. Por fortuna, mi Juan (Espadas) apostó en su día por negociar con la oposición una subida de sueldos en el Ayuntamiento de Sevilla, donde hasta hace un par de años el alcalde cobraba solamente 60.000 euros anuales. La política está muy mal pagada, obliga a estar sometido a una suerte de pimpampún (de los medios de comunicación y del público en general en las redes sociales) y no son ya los tiempos de la Transición en que la vocación lo suplía todo.

El neoalcalde Oseluí encontró problemas para rematar una lista electoral de cara al 28-M y los tiene ahora para completar el amplio organigrama de un Ayuntamiento mastodóntico como el de Sevilla. Lógico. Mucha gente con la que quisiera contar está ahora en puestos de la Junta. Y verán ustedes cómo se complica la cosa si el PP consigue el Gobierno central, el hat-trick nunca visto en el centro-derecha de controlar el Ayuntamiento, la Junta y la Moncloa. A algunos altos cargos los van a tener que coger a lazo. ¡Bendito problema!, pensarán algunos gavioteros. Pues mire usted, que diría FG, conviene elegir bien porque el tiempo pasa más rápido que Santa Marta de regreso. Y en el caso de Sevilla se exigirán resultados con urgencia, sobre todo en el escándalo de la falta de limpieza. Se da por hecho que las fiestas deben salir muy bien. El PP sabe lo que es bajar la guardia en la Semana Santa... de 2015, la última que gestionó. Ojo a la separación de Fiestas Mayores y Gobernación. Siempre mejor juntas esas delegaciones por una mera cuestión de operatividad. Hacen falta más barrenderos, más policías y más taxistas. Céntrese, futuro alcalde, en conectar Santa Justa y el aeropuerto de una vez.

Y podría crear una tenencia de Alcaldía de la Sombra, alguien dedicado exclusivamente a reducir el urbanismo moscovita y a revisar que todos los pliegos de obras públicas tengan una cláusula para evitar la vergüenza que el PP dejó en el Paseo del Marqués de Contadero, un auténtico regalito para sevillanos y turistas, el modelo que jamás debe seguir Oseluí. La seriedad del alcalde es una garantía, sin duda, para evitar declaraciones frívolas, que no es poco. Oseluí trabaja tela, pero sólo no puede. Y los candidatos buenos para formar parte de a la cuadrilla son cada vez menos.

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