Trinidad Perdiguero

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La provincia sin bipartidismo

El ascenso de Vox ha dañado más al PP y a la antigua IU, que siempre han tenido dificultades

El aserto de que cuando uno está bajo de defensas coge virus puede explicar en parte el desconcertante resultado de las últimas elecciones generales en Sevilla, esa teórica provincia de izquierdas, con el rojo PSOE siempre dominando en los mapas electorales pero bajo el que ha empezado a desplegarse el verde Vox -nada que ver con los viejos andalucistas-, de cuya existencia hasta hace un año pocos sabían.

Dejando a un lado las teorías en clave nacional -que si Cataluña, que si la necesidad de una inmigración más regulada y la repetición de elecciones- hay un contexto en la provincia de Sevilla que explica cómo la formación de Santiago Abascal pudo situarse el 10-N como la lista más votada en un municipio, Espartinas, la segunda en 44 y la tercera en otros 46.

Y se debe a que, salvo en la capital, en la provincia no ha existido el bipartidismo, que sí ha caracterizado estos 40 años de Democracia en otros ámbitos. Ha habido un único partido fuerte. Es un hecho.

Es el PSOE que -por las razones que sean, tal vez el despunte del sevillano Felipe González al frente de los primeros gobiernos que transformaron el país, el peso institucional después, el que se ha mimetizado más con los territorios- ha sido capaz de mantener un caudal mínimo y no desecarse con su desgaste, los abusos del poder o el ascenso de discursos distintos. Incluso ahora, hay quien lo ha votando a pesar de Pedro Sánchez como la opción más fiable para frenar el discurso que preocupa de la ultraderecha.

La diferencia en ese sentido con el PP y la antigua IU (ahora integrada en Unidas Podemos) ha sido abismal. El caudal de éstos, por razones distintas, ha sido inestable y su debilidad ha favorecido el sorpasso -antes con Cs y ahora con Vox- en tiempos de política volátil.

Son conocidas las dificultades del PP para asentarse en muchas comarcas, incluso urbanas. En Dos Hermanas y Alcalá, donde Vox es segundo, los mejores resultados del PP en municipales fueron en 2011, el año en el que Rajoy logró mayoría absoluta y quedaron lejos del PSOE. En aquellas generales, fue primera fuerza en 17 municipios de 105. No lo ha vuelto a repetir. En abril, no logró mantener sus clásicos de Espartinas y Tomares. Ahora, sólo lo logra en Tomares. Ex militantes o ex simpatizantes descontentos del PP han sido, además, puntas de lanza de Cs e incluso de Vox en un primer momento.

La antigua IU sí ha tenido más penetración en los territorios, aunque siempre con techo bajo. En su contra, ha estado la hegemonía del PSOE, pero también las luchas de corrientes, siempre separándose e intentando converger sin asentarse como marca. En las últimas autonómicas, Adelante logró menos votos que IU y Podemos por separado. No contribuye que el líder que más proyecte -retirado Maíllo y sin otros alcaldes con tirón mediático- aún sea Sánchez Gordillo.

Así las cosas, es el lado más débil el que ha sido desplazado de momento por las nuevas formas y dicursos, en unas elecciones -no hay que olvidarlo- que se han celebrado porque los políticos no han estado en lo que había que estar.

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