En la fachada de una de las casas de la calle Vidrio han pintado la cara de un niño, enmarcado por el texto: "Yo quería vivir aquí, pero lo hicicieron pisos turísticos". En mayúsculas y con el dibujo muy bien elaborado con plantilla y pulverizador, en tonos sepia. Casi un trabajo de autor. Muy en la línea de las obras de Bansky. La elaborada técnica de la pintura hace suponer que no será la única intervención que veremos en las paredes de las casas de Sevilla.

Indudablemente, el mensaje va más allá de una pintada grosera o de las intervenciones habituales multicolor de los grafiteros que tienen como principal fin hacer notar que ellos estuvieron allí. Y se lo cuento en estas líneas para que ustedes puedan pensar en ello si les apetece, claro.

Recuerdo muy bien la calle Vidrio en los años setenta. Alquilamos un piso esquina a la calle Garcipérez. Un tercero sin ascensor. Todas esas calles junto a la plaza de las Mercedarias estaban habitadas por familias y reflejaban en sus fachadas y cuidado la historia del barrio y la economía desigual de sus habitantes. Con corrales de vecinos y pequeños talleres de oficios y modestas casas de huéspedes. Era un buen lugar para vivir, aunque por las noches las calles estaban vacías y oscuras. En la carbonería de la calle Levíes aún vendían carbón y cisco picón de encina. Y de vez en cuando sonaba la pequeña campana de Las Salesas, recordando hora de misa o alguna necesidad de la congregación o del barrio. Aún se traslucía en muchos detalles de las calles del barrio que vivíamos entre murallas, en lo que fue Judería y cerca de la influencia de dos bulliciosas puertas de la ciudad, la de Carmona y la de la Carne. Un barrio del centro donde no quería vivir mucha gente y algunos se habían ido a Los s Remedios. Un barrio de antes de la Junta de Andalucía y sus sedes. Y de los arreglos de pavimentos e infraestructuras. Y de las primeras rehabilitaciones de viviendas. Era el tiempo en que los amigos y familiares nos preguntaban : "¿Dónde dices que vas a vivir? ¿Por qué no os vais a Santa Eufemia o a Simón Verde?".

Ahora nos debatimos entre dos opciones para el centro: un lugar donde puedan vivir familias con niños o un lugar para enseñar a los visitantes. Yo siempre he creído en la primera y que la segunda se daría por añadidura si las calles, plazas y casas de nuestra historia estaban arregladas y utilizadas. Con niños jugando a la salida de los colegios y los sábados por la mañana. Vivas, en una palabra.

Basta pasear por la calle Vidrio y adyacentes cualquier día y ver que la mayoría de las casas están arregladas y habitadas. Unas son viviendas unifamiliares, otras de pisos y apartamentos no turísticos y otras de apartamentos turísticos. El barrio está mejor que nunca en mi opinión. Y entiendo que alguien quiera vivir allí.