Manuel Enrique Figueroa

En recuerdo de Alberto García Camarasa

24 de abril 2020 - 10:08

En 1990 conocí al arquitecto responsable de dirección de obras del Pabellón de España, Luis Miquel Suárez-Inclán, que me presentó a Alberto García Camarasa, director del Programa de Forestación y Jardinería de la Exposición Universal, propuesto por José Elías Bonell, adjunto a la Jefatura de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla.

Los tiempos de la Expo 92 mostraron mucho bombo y platillo donde cada persona se pavoneaba de su cargo. Alberto tenía una responsabilidad muy importante y me llamó la atención su sencillez, proximidad, caliu que dicen los catalanes, y su experiencia con los árboles. Veinte años después, paseando por las cercanías del Jardín del Valle, le dije que sus conocimientos de arboricultura y jardinería necesitaban descansar en un libro. Recuerdo que me miró con la sonrisa tierna que tenía y dijo: -Escríbelo tú, yo te dicto las ideas y les das forma-. Nunca lo hicimos.

Al finalizar su labor en la Exposición se integró en la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA), en el Parque del Alamillo, hasta su jubilación. Alberto fue una pieza clave en el Parque del Alamillo junto con su director Adolfo Fernández Palomares, que le tenía aprecio y respeto. En relación con la defensa del Vivero de la Exposición Universal, obra de Alberto García Camarasa, junto con Adolfo y Alberto, tuve ocasión de defender su permanencia para Sevilla frente a movimientos expoliadores. El Vivero persiste gracias a personas como Adolfo Fernández Palomares y Alberto García Camarasa. Durante varios años tuve ocasión, junto con mi grupo de investigación, con David Doblas Pruvost, de trabajar en el Vivero para su uso público y reducto de biodiversidad. Sus especies americanas son únicas en Sevilla.

Fui profesor de su hijo Alberto, miembro de la Universidad de Sevilla, y con ambos participé en la salvación de la arboleda del Parque del Prado. La inspiración de Alberto García Camarasa para que aquellos árboles no sufrieran en su trasplante, que fue modélico por parte de la Universidad de Sevilla, resultó esencial. Los árboles han vuelto al Parque del Prado años después, tras los cuidados que tuvo por la Universidad de Sevilla. Contribuyó al diseño del Parque Celestino Mutis, en el barrio de Nuestra Señora de la Oliva, y la Asociación de Amigos de los Jardines de la Oliva, con Jacinto Martínez Gálvez, presidente de la asociación, le organizó un homenaje hace cuatro años. En 2013 el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, se comprometió a poner el nombre de Alberto García Camarasa a una plaza rehabilitada en la avenida Alfonso Lasso de la Vega. Alberto, ingeniero agrónomo, catalán, de algo más de 70 años, nos ha dejado. Fue un defensor de la calidad y el cariño en el trato al arbolado. Su valor esencial era el inmenso cariño a su familia, su esposa y sus hijos, y el aprecio a sus amigos, todo un ejemplo de vida. Alberto García Camarasa nos ha dejado. Deja muchos amigos en Sevilla y también muchos árboles que seguirán creciendo como perpetuo recuerdo a su memoria.

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