editorial

El rescate menos malo en mitad del abismo

EL Gobierno solicitó ayer el rescate para la banca española después de que los países del Eurogrupo anduvieran semanas instándole a ello - presionándole-, ante la certeza de que el Estado no tenía más capacidad para emitir deuda para sanear los bancos en apuros y ante el temor de que el problema de España hiciera peligrar el euro . El Gobierno solicitó el temido rescate, estimado en un máximo de100.000 millones de euros, pero ha conseguido tres elementos sustanciales que rebajan la gravedad de la medida. Primero, aunque es el Estado quien solicita la ayuda, ésta se tramita a través del FROB (el fondo de reestructuración de las entidades financieras), por lo que el objeto del rescate no son las cuentas de todo el país, sino el sector financiero y, dentro de éste, aquellos bancos con necesidades de capital. Un 33% se supone. Segundo, la cantidad pactada de 100.000 millones de euros es bastante superior a las necesidades estimadas por el FMI, cercanas a los 40.000 millones de euros, con lo que se evitan las tensiones de unos mercados que podían juzgar la cantidad como insuficiente. Y, tercero, el FMI no aporta dinero, sino que sólo supervisará el sector, con lo que se alivia la imagen internacional de un país intervenido. Ahora bien, el ministro de Economía, Luis de Guindos, realizó una exposición optimista al presentar sus datos. Por los siguientes motivos: aunque es al sector financiero al que se rescata, es España quien solicita una ayuda que se convierte en deuda pública y, por tanto, ésta queda afectada a la hora de seguir solicitando préstamo en los mercados de capitales para financiar al propio país. Hay, por tanto, una asunción de las necesidades de capitalización de los bancos como deuda pública, y además puede dispararse el déficit si estas entidades no son capaces de devolver el dinero al FROB. Y, aun siendo capaces, tardarán años en hacerlo. No se exigen condiciones políticas a cambio, pero España estará obligada a cumplir, bajo una vigilancia mayor aún, con los requisitos de déficit. En unas condiciones de recesión y de desempleo como las actuales, si la recaudación del Estado no mejora y se incumple el ajuste fiscal, ¿qué ocurrirá entonces? ¿Deberá España acudir al rescate-país que se ha evitado ahora si la deuda pública sigue encareciéndose? La respuesta del Gobierno es que no, que el rescate bancario hará fluir el crédito, el mal de la economía, y se solucionarán los problemas. Tan fácil no debe ser, hay que esperar.

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