Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nada más distinto que dos hermanos
Tuve un accidente hace unos años. Estaba con Jesús Maeso estacionado en la puerta de mi casa, despidiéndonos, cuando un coche se salió de la carretera y nos golpeó por detrás. Fue uno de esos días en que uno dice con toda propiedad: pude haber muerto, pues sucedió casi cuando me disponía a abrir la puerta del coche y bajarme. Durante un tiempo inconcreto sentí que estaba fuera del mundo, en una atmósfera rara, de gran quietud y silencio. Logré salir y me apoyé en una farola cercana, iba volviendo de aquel estado a la realidad de ruidos, voces y el recuerdo del estruendo del choque. No había víctimas, afortunadamente. Ni Jesús ni los que iban en el coche que nos embistió, que se salió de la carretera. Lo he recordado ayer porque el año 2023 ha sido como ese golpe de aquella tarde al coche del bueno de Jesús Maeso. Digo que he sentido algo parecido mirando por la ventana. Casi nadie por la calle, ni coches apenas. El sol frío de estos días y esa sensación, venimos de un golpe fuerte, por detrás. Y estamos aturdidos, no sabemos bien si hay víctimas. Ni heridos. La propuesta de amnistía de Pedro Sánchez, que viene de una de sus mentiras para buscar, según dice, la concordia y la unidad de los españoles, es la responsable de mi estado de perplejidad. El conflicto, que gustan llamar a esta irredención de algunos políticos catalanes, solo tendrá salida con un referéndum pactado “con el Estado”. O sea, lo que hasta ahora no es nada, este es el año del acuerdo sobre otra ilegalidad aún mayor, una consulta a los ciudadanos de Cataluña sobre un futuro que han presentado como un asunto sólo de ellos. Es como si tuviéramos que ir acostumbrándonos a un nuevo espacio territorial para Cataluña y otro para vascos y navarros. El ellos y el nosotros, quién nos lo iba a decir. El principio de la fragmentación definitiva. Lo que estuvo desunido y se unió, se vuelve a desunir. ¿Seis siglos después? Es lo de menos, ya puestos. Se trata de este momento trágico después del estruendo, cuando no se oye el aire sino el interior del cuerpo, al que vuelven a llegar las sensaciones y los sentimientos. En Alemania se preguntan algunos todavía cómo fue posible, cómo lograron la reunificación. Aquí están en el antes, no en el después. Aprovechando el aturdimiento de ese choque brutal que son las mentiras del presidente del Gobierno y su teoría buenista de la desaparición del conflicto y de la violencia terrorista. ¿Cuenta con la aquiescencia del resto de España? Es la sensación, ya decía.
También te puede interesar