TRÁFICO Cuatro jóvenes hospitalizados en Sevilla tras un accidente de tráfico

Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Estos sillones están reservados

Los ministros de Unidas Podemos son un condado de Treviño en el Gobierno de Sánchez

Como un seleccionador, el presidente del Gobierno también ha hecho su lista de convocados y de descartes para los Juegos Olímpicos. A Isabel Díaz Ayuso no sólo hay que agradecerle la salida del Gobierno de Pablo Iglesias; también en su haber deben figurar los finiquitos políticos de José Luis Ábalos y de Carmen Calvo, los ejes de la ortodoxia fulminados en la primera remodelación de Pedro Sánchez. El nuevo hombre fuerte, Félix Bolaños, tiene en su currículum la logística de la evacuación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. El síndrome del desenterrador. Lo nombra ministro de la Presidencia alguien que quiere dejarlo todo atado y bien atado, que algo siempre se pega.

Con la pandemia nos hemos acostumbrado a llegar a lugares, desde iglesias a museos, cines, teatros o ambulatorios donde se marcaban los asientos que por razones de seguridad no deberían ser ocupados. Cuando se abrió la mano, empezaron a prodigarse los carteles de reservado en las mesas de muchos restaurantes. Es la palabra que debe figurar en los sillones del Consejo de Ministros que ocupan las cinco carteras alícuotas de Unidas Podemos y el Peloponeso. Ministros por decreto, que hagan la revolución sin mí. Y eso que las simplezas del ministro de Consumo sobre la carne y el chiste del presidente a cuenta del chuletón en su gira por las ex repúblicas soviéticas ponían la cabeza de Garzón en la misma bandeja que la del Bautista después del baile de Salomé.

Son los intocables de Elliott Ness. Todas las líneas del equipo son susceptibles de relevo menos la delantera de estos Cinco Magníficos, con derechos de autor para Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra; de esta nueva delantera stuka, sobrenombre que les chirriará pero evoca el quinteto insuperable de López, Pepillo, Campanal, Raimundo y Berrocal; o por circunscribirnos al eslabón perdido del ministro Iceta, nuevo titular de Cultura y Deporte, ese insuperable repóquer de San Mamés con Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza. Los ministros de Podemos, la quinta del quinto, Díaz, Montero, Belarra, Castells y Garzón, son como los dueños del balón o los hijos del entrenador, a ésos no hay quien los mueva, no hay alcaldesas de repuesto para relevarlos, ni Colau. Choca además ese marchamo de intemporalidad en plena crisis de la dictadura comunista de Cuba, realismo trágico y bananero. No es ético ni estético, en el binomio con el que José María Valverde replicó el expediente de la Universidad franquista. Un Gobierno con ministros comunistas en España es como si en Europa encontráramos un gabinete con ministros fascistas. Por eso presumen de antifascistas, porque se retroalimentan, no hay nada más ridículo que unos cazafantasmas sin fantasmas.

El microgobierno de Podemos es el condado de Treviño del Gobierno de Sánchez, cuyo reino no es de este mundo, pero sí es de esa taifa. Un Estado Libre Asociado, como Puerto Rico, aunque ellos miran más a la Cuba que echó a Cabrera Infante, Reynaldo Arenas o Severo Sarduy. Sólo les falta un Larra caribeño que donde dijo España dijera: Aquí yace media Cuba, murió de la otra media.

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