DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Fragmentos

Juan Ruesga / Navarro

Al teatro en Metro

HACE un par de miércoles, asistimos en el Teatro Lope de Vega al estreno de la puesta en escena de El sueño de una noche de verano de W. Shakespeare. A la salida, charlando con algunos amigos sobre el espectáculo, comenté la comodidad que suponía tener una parada de metro en el Prado, tan cerca del Teatro, para no tener que venir en coche. Uno de ellos, que vive en Palomares del Río, contestó que él solía venir en Metro, pero que sólo podía los viernes, sábados y domingos, ya que el resto de la semana el Metro termina a las once de la noche y que a la salida del teatro, el último tren suele haber pasado ya.

La respuesta me hizo pensar: ¿por qué no funciona algo que parece sencillo de arreglar? Sólo consiste en acomodar los horarios del Metro y la programación de los teatros y de otros actos culturales para mayor comodidad del público. A lo mejor sólo es cuestión de alguna hora y algún día más. Acudir al Teatro Lope de Vega a ver espectáculos dramáticos o de otro tipo, o al Teatro de la Maestranza a una representación de ópera o a importantes conciertos sinfónicos es posible ahora con comodidad para una gran cantidad de público. Ambos teatros están a un minuto de una parada de Metro. También el Teatro de la Fundición, justo al lado de la parada de Puerta Jerez. Pero en todos ellos hay programación los jueves, en el Lope de Vega a menudo los miércoles y en el Maestranza en muchas ocasiones la programación es cualquier día de la semana. Así pasa con mucha otra oferta cultural, conferencias, debates, inauguración de exposiciones, presentaciones de libros, etcétera, que se programan habitualmente en miércoles o jueves y normalmente se celebran en locales del centro.

Claro que los horarios de un transporte colectivo deben fijarse con criterios de máxima demanda, pero tampoco podemos olvidar que una de las características más relevantes de este tipo de transporte, es que estructura una ciudad y pone al alcance de una inmensa masa de población de los barrios y de los pueblos del área metropolitana, los acontecimientos más significativos de la ciudad, que suelen celebrarse en el área central, tanto por tradición como por la situación de los edificios donde se celebran. Bien sea la Catedral o la Plaza de los Toros, por ejemplo. Por otra parte la Línea 1 del Metro, está permitiendo que una gran masa de población del área metropolitana, desde Montequinto a Mairena del Aljarafe, estén a pocos minutos de lugares tan centrales como la Plaza de Cuba, Puerta Jerez o el Prado. Sin olvidar las paradas de Eduardo Dato, que permite acercarse a pie hasta el estadio Sánchez Pizjuán a un gran número de espectadores, ni el flujo permanente de personas que utiliza el Metro para acudir hasta el recinto de la Feria de Abril o la parada de la Puerta de Jerez en Semana Santa.

Una ciudad se convierte en una gran ciudad cuando su actividad singular se distribuye a lo largo de todo el año y de toda la semana. Y lo extraordinario se convierte en cotidiano. Y para ayudar a ese objetivo el Metro es una herramienta imprescindible.

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