Teatro Cervantes

28 de julio 2025 - 03:10

Responsables de la empresa propietaria del Cine Cervantes, en entrevista de Cristina Cueto, han comentado que no se han cumplido las expectativas con las que se reabrió. Así mismo indican que algunos asistentes hacen fotos de la sala por su singularidad y que han encontrado un filón en las proyecciones especiales y privadas, en los estrenos de películas con presencia de director e intérpretes y en su participación en el Festival de Cine Europeo, actividades que ayudan a la viabilidad económica. Creo que en el cine Cervantes es de aplicación la frase de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Que interpreto como que, si la sala de cine no era rentable por sí misma hace décadas, no hay ningún motivo para que ahora lo sea. La solución puede estar en apoyarse en la singularidad del local, en aquello que lo diferencia del resto. En primer lugar, su historia y arquitectura. Para evitar que se convirtiera, por ejemplo, en oficinas y en un supermercado, se aunaron voluntades públicas y privadas: de los defensores de la arquitectura histórica de Sevilla; también de los interesados en salvar el teatro más antiguo de los existentes en la ciudad y amantes de las artes escénicas en general. Y por supuesto, la iniciativa de la empresa propietaria y de la plataforma Cervantes es cine, que lograron su reapertura. Junto al imprescindible apoyo de autoridades locales y autonómicas, que estimaron las alegaciones al planeamiento urbanístico vigente, que permitía su práctica desaparición, así como las peticiones de catalogación de la edificación con usos de interés público.

Creo que en esos múltiples intereses de los sevillanos y en las características propias del inmueble, están las claves para su pervivencia en el tiempo. En primer lugar, empezar a hablar del Teatro Cervantes, título que aúna toda la historia y amplios usos del local. De Teatro Cervantes pasó a Teatro Cine Cervantes y últimamente a Cine Cervantes a secas. Creo que por ahí no pasa el futuro. En segundo lugar, defender su arquitectura, la de Juan Talavera y Vega y la actual de Alberto Balbontín de Orta y Antonio Delgado Roig. La imprescindible mejora de instalaciones y confort realizada por los propietarios. La apertura a todo tipo de usos y acontecimientos, como admiten los actuales gestores, hasta convertirlo en uno de los mejores salones para diversos actos e iniciativas de Sevilla, y situado en el casco norte, cerca de la Alameda, lo que lo cualifica de manera específica, no sólo para el cine, sino también para el flamenco y otras artes. Y si hablamos de artes escénicas, recordar a los hermanos Álvarez Quintero y los éxitos de teatro y espectáculos de música y canciones en el siglo XX. Mi apoyo, como siempre, al Teatro Cervantes, donde poder seguir proyectando cine y realizando otras múltiples actividades.

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