La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Las bajas exigencias de Vox en Sevilla
Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería. Así cantaban Los Sirex en el verano de 1965, una letra machacona que seguro oiremos de nuevo en los cachitos de la Nochevieja televisiva. El que tiene una escoba, metáfora del poder, puede exigir, quitar de en medio, hacer desaparecer... Vox tiene los tres concejales que Sanz necesita para sacar adelante los presupuestos de 2026, que serán los últimos, pues 2027 es año electoral y todo indica que ya no habrá más cuentas hasta después de las elecciones. La gran condición de Vox es que la Cartuja no sea Zona de Bajas Emisiones, que no se multe a los coches que no cumplen los requisitos de la Ley Estatal de Cambio Climático. ¿De verdad ese es un tema del máximo interés de los sevillanos? Vox tiene la escoba y no se entera. En Andalucía dicen que no quieren ser engañados por Moreno como lo fueron en la legislatura del cambio. Y en Sevilla pastelean con el alcalde, ora lo ponemos contra la espada y la pared, ora nos callamos unos días porque estamos en la semana fantástica de la concordia. En cualquier caso, los muchachos de Vox en la Plaza Nueva tienen que aceptar lo que venga de Madrid, como decía Zapatero (ojú) del Estatuto Catalán, que se tragó lo que le llegó de Barcelona. No se habla de otra cosa en las tabernas sevillanas que de la necesidad de que la Cartuja sea una zona libre de multas, no se comenta otro tema en las procesiones extraordinarias, en los paseos de miles de personas por la Avenida iluminada, en los parones de seis horas de los trenes a Huelva, en la cola del mercado para comprar la cena de Nochebuena... El CIS de Tezanos (otro ojú) preguntará por la medida de multar a los coches contaminantes en la que fue sede de la Expo'92. No se puede estar más alejado de la realidad, o más obsesionado con ideologizar todo, cosa en que, al final, se igualan a Podemos y al PSOE radicalizado que sufrimos. Está Vox en su derecho de hacer valer sus tres votos, es el aliado natural del PP y son perfectamente legítimos los pactos entre los dos partidos. Pero una ciudad como Sevilla tiene otras urgencias, otros frentes y otros problemas que resolver para que los ciudadanos vivan en mejores condiciones.
La exigencia cartuja es una chorrada de campeonato que solo revela qué lejos está un grupo de concejales de las prioridades de los sevillanos. A ellos les servirá para cumplir con la agenda más dura de su partido, pero no a los vecinos. Si yo tuviera esa escoba apretaría al gobierno precisamente con la recalificación del canal de la Expo, condenada a residencia de estudiantes (hoteles camuflados), bares y restaurantes en lugar de a actividades de investigación, tal como dicta el PGOU. Barrería de mamotretos la Avenida de la Palmera, o al menos intentaría reabrir el debate. Exigiría el tren entre el aeropuerto y Santa Justa, obligaría a sacar más licencias de taxi, más plazas de Policía Local, más serenos... ¿La Cartuja libre de multas? Si no tiene ni alma. Vox desperdicia la escoba en la Plaza Nueva. Tanto incienso los tiene confundidos.
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