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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

| La campana |

José Joaquín León

En el tiempo del buen recuerdo

Terminó una Semana Santa excelente, sólo con el borrón de la lluvia del lunes · Mejoró el cumplimiento de horarios, favorecido porque los costaleros andan más · La música y las flores están más trabajadas

HEMOS vivido una Semana Santa excelente. Todas lo son, pero unos años se nota más que otros y éste se ha notado bastante. Un aspecto que influye decisivamente es el tiempo. Ha acompañado muy bien, con la excepción del Lunes Santo. Sólo dos cofradías, San Gonzalo y Santa Marta, no llegaron a salir a la calle, mientras que Santa Genoveva se dio la vuelta a poco de salir y la del Polígono de San Pablo se refugió en el Salvador, de donde retornará hoy a su barrio. Todos los demás días fueron buenos, apenas con el inconveniente secundario de cierto frío nocturno. Y aunque todos los días son importantes, conviene recordar que los tres principales (el Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santo) resultaron magníficos. Esos tres días hubo mucho público, quizá más que otros años. Hemos tenido un Jueves Santo y un Viernes Santo con gente de todas las edades en las calles y bastantes visitantes. También pareció muy concurrido el Martes Santo y algo menos el Miércoles y el Lunes, quizá en este caso por las lluvias. En la Madrugada surgieron las habituales aglomeraciones, pero se vio menos público que otras veces en ciertos sitios sensibles.

En la Madrugada había mucha prevención y una alta vigilancia. Incluso me pareció que había un seguimiento discreto de grupitos juveniles de cierta estética, como si se les considerara eventualmente peligrosos, para prevenir si hubiera sido necesario, antes de que las trifulcas pasaran a mayores. Pero no hubo ninguna sensación de pánico, y eso es importante porque lo primero para evitar conflictos es la serenidad y la normalidad. La calle en la Madrugada debe ser para la Semana Santa, y nada más.

Entre los aspectos negativos están las sillitas de los chinos. La tendencia ha sido de menos a más. En los primeros días no se notaron demasiado, pero a partir del Jueves Santo, y después en la Madrugada y Viernes Santo proliferaron en todo su esplendor, supongo que por el cansancio acumulado. Hubo incluso chinas vendiéndolas in situ, en plan venta ambulante, en bullas como la del Silencio por la calle Alemanes, o la Macarena por la calle Feria, entre otras. Esto confirma que los chinos están orientados en cuestiones de bullas, y que cualquier día nos encontraremos que venden las sillitas plegables personalizadas con su cofradía preferida. El problema de las sillas sigue siendo el mismo del año pasado: cuando crean barreras antinaturales en las calles y dificultan la movilidad geográfica en la ciudad sostenible peatonal.

Por lo demás, da la impresión de que la Semana Santa está en un momento de esplendor externo. Entre las novedades está la incorporación de una nueva cofradía: la del Sol, con un estilo tendente a diferenciarse. Este año ha mejorado el cumplimiento de horarios en la carrera oficial e incluso en las entradas en los templos, que han sido ajustadas a lo previsto, sólo con algunas excepciones. Es posible que hayan salido menos nazarenos en algunas cofradías, y eso haya facilitado los cumplimientos de horarios. Quizá la crisis se ha notado un poco, pero de momento no es para alarmarse. Ya sé que hay teóricos de la decadencia. Viendo el seguimiento que tiene la Semana Santa no hay motivos de preocupación.

El cumplimiento de horarios ha mejorado, entre otras cuestiones, porque los pasos andan más. Los costaleros han asumido que lucirse y andar no son incompatibles. El paso del Desprecio de Herodes de la Amargura fue puesto como ejemplo de que un misterio puede andar con señorío y lucimiento. Ya hay muchos que andan cuando hay que andar. Incluso algunos de los que abusan del serrucho en cuanto pueden, después andan también. Se nota que hay mucha fuerza en las trabajaderas, una profesionalidad evidente, sin ser profesionales oficiales. Los costaleros se han depurado, gracias al esfuerzo de unos capataces, muy expertos, algunos de ellos continuadores de sagas, como los Ariza, Santiago y los Villanueva, mientras se van creando nuevas sagas. No es justo personalizar, porque también hay capataces de una sola cofradía que mandan bien. Casi todos llevan ya varios lustros tocando el martillo, y eso se traduce en experiencia.

Algo parecido se podría decir de las bandas de música:cada vez hay más profesionalidad y experiencia. Las de cornetas y tambores han evolucionado de modo que apenas la Centuria Macarena mantiene el estilo clásico de antaño. Quizá la del Sol esté también en esa onda. Pero hay grandes cornetistas, verdaderos virtuosos del solo de corneta, que encandilan al pueblo cuando se arrancan. Tres Caídas, Cigarreras, la Presentación… Son bandas muy trabajadas. En las agrupaciones destacó este año el acompañamiento de la que fuera Agrupación de Jesús Despojado tras este paso, incluyendo hasta gaitas, que en su día fueron consideradas como pecaminosas y prohibidas.

En las bandas completas, se confirma que Tejera se ha especializado en cofradías de negro, y también la versatilidad de la Oliva de Salteras. La del Carmen de Salteras, las Nieves de Olivares, o Cruz Roja van mejor para los palios populares, como la Municipal de Alcalá o la de la Victoria para los más fúnebres. Hay muchas bandas de garantías, porque en los últimos años han incorporado más instrumentos y también están más ensayadas.

Casi todo lo externo está elaborado y pensado. No se improvisa tanto como en otros tiempos. Se nota también en los exornos florales, que se ajustan al mercado y cambian dentro de un orden. Este año, en los pasos de Cristo, se han visto algunos pasos silvestres, de diseño, con flores muy seleccionadas, como los del Nazareno del Valle, Siete Palabras, Humildad y Paciencia, Tres Caídas de San Isidoro y Conversión de Montserrat, entre otros. Ya es un estilo, que partiendo de la sobriedad y pobreza de otros tiempos, ha evolucionado a lo exquisito.

En los palios, alternan los claveles y las rosas como flores de base. Siendo un año de mucho azahar, se ha entremezclado en algunos pasos, incluso en el de la Amargura, que en otros tiempos hubiera sido anatema y ahora se ve con más naturalidad. En otros se mezcló un friso de flores en las jarras con otra variedad. Hay que tener cuidado, porque a veces queda raro. También se ha notado una moderada tendencia hacia lo cónico. Por cierto que los ramos bicónicos del Valle fueron majestuosos.

Podríamos seguir, pero esto se acaba. Ha llegado el tiempo de guardar esta Semana Santa entre las del buen recuerdo.

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