La última de Regina

19 de noviembre 2025 - 03:08

Dos carteles en los escaparates de la Cuchillería Regina: “Gracias por 95 años de fidelidad” y “Liquidación por cierre”. El 21 de mayo de 2024 escribía el compañero Juan Parejo en un artículo sobre la Encarnación: “Uno de los comercios que sobrevive al paso de los años y las modas es la Cuchillería Regina. Desde 1930 lleva en este lugar”. Pues se acabó. Se cierra a cinco años de cumplir el siglo. Muere el último negocio de la Regina de mi infancia y juventud, desde el puestecillo de chucherías de Manuela, que estaba en el rinconcito, a la derecha de la cuchillería, a Calzados Ruiz, Los Lobitos, la semillería La Central, la panadería de Lobo, la calentería de Montaño, el quiosco de Pablo o Casa Sosa, el ultramarinos más antiguo de Sevilla, creado en 1918 donde desde 1840 estuvo Casa Noval. Y, por supuesto, el mercado derribado en 1973.

Muchas veces he evocado este mundo perdido que fue, es y será el mío. Lo sé. Pero ya conocen los síndromes de Montesinos –“donde nací una vez…”–, de Proust –“los verdaderos paraísos son los que se han perdido”– o de Rilke –“la verdadera patria del hombre es la infancia”– que a algunos nos aquejan.

Dicen que las setas han dado nueva vida a la Encarnación y Regina. Puede ser. Como las moscas y las larvas son la vida que pulula en los cadáveres. ¡Anda que no está animado el cuerpo del obispo del “Finis Gloriae Mundi” de Valdés Leal! Muy desagradable, sí. Pero no más que pasar por allí cuando se ha conocido la vida que la Encarnación y Regina tenían antes del derribo del mercado y se ha ido muriendo tienda a tienda, vecino a vecino.

Dicen también que las setas las resucitaron. Puede ser. Pero no como a Lázaro, sino como a la criatura de Frankenstein. Vaciar las casas para convertirlas en apartamentos turísticos, cerrar los comercios tradicionales y abarrotar las calles y el ensanche de veladores es una curiosa forma de resurrección.

En una guía de Sevilla de 1933 se escribía: “Las calles Córdoba y Puente y Pellón, camino del mercado [de la Encarnación], junto a Francos, Sierpes y Federico de Castro, antes Cuna, son las de más circulación de Sevilla, verdadera exposición de establecimientos. Si es usted forastero, no se pierda el encanto de un paseo, a la hora de la tarde, por estas calles de tan marcado sabor sevillano”. Sin comentario.

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