DERBI En directo, el Betis-Sevilla

Ana Santos

Nos vamos a extinguir

La velocidad hacía que me vibrara el manillar de la manera que vibra la certidumbre de que este planeta se está hundiendo en el lodo de la incomprensión.

He tenido que resetear el disco duro de la placa base de mi cerebro porque veía que mi ánimo iba en bicicleta, cuesta abajo y sin frenos camino de un precipicio. La velocidad hacía que me vibrara el manillar de la manera que vibra la certidumbre de que este planeta se está hundiendo en el lodo de la incomprensión. ¿Qué está pasando?Parece que el noticiero esté gastándonos una broma pesada, más cercano a mundos distópicos típicos del imaginario de Stephen King que de una sociedad civilizada y próspera. He tenido que apagar la radio, dejar de ver las noticias en la tele y cancelar la suscripción por email del periódico porque sentía que estaba perdiendo la esperanza, que dicen que es lo último que se pierde. Ahora entiendo que tengan tanto éxito los vídeos de los gatitos: es que no apetece ver más enfrentamientos en el congreso, ni discusiones de patio de colegio entre políticos mayores de edad, ni incompetencias administrativas que causan muertes de jóvenes que aún no tenían ni el carnet de conducir. Violencia de género que no cesa, guerras, conflictos y la casa por barrer. Con el estómago encogido asistimos a este teatro de variedades y no podemos hacer nada. Bueno, sí: lo mejor que podemos hacer es cerrar los ojos, respirar hondo y rezar para que la ansiedad no llame a tu puerta. Puedes beber vino, irte al casino, comprar diez rascas o comer helado hasta reventar. El dinero lo soluciona todo, el alcohol ahoga las penas y la comida aplaca la angustia que sientes cuando no encuentras otra solución. Pero bueno, soy una desconsiderada. Hoy, jueves 12 de octubre, día de fiesta nacional con un sol radiante iluminando el cielo azul, estoy ahogando mis penas y arrastrándote hacia una espiral de tristeza y desesperanza de la que no es fácil salir. Seguro que sientes lo mismo que yo, o que lo has sentido alguna vez; apagas la tele con rabia preguntándote ¿a dónde vamos a llegar? Encima este calor insoportable en pleno mes de octubre no nos abandona, mientras maniquís sin rostro visten abrigos y jerséis de lana en los escaparates de los comercios.Tuve que irme al campo para salvar a un galápago de la sequía de una alberca en la que buscaba agua para ver la luz al final del túnel; la naturaleza me obsequió con el maravilloso chapoteo del protagonista cuando lo llevé a un pantano donde aún quedaba algo de este líquido que nos permite seguir viviendo. Dos ciervos majestuosos me hicieron ver de nuevo la vida con otros ojos cuando galoparon asustados alejándose de mi camino. Abrazar un árbol, quedar con los amigos, andar por la playa o darse un baño al atardecer hace que desconectemos de este perro mundo. A veces hay que parar y escribir los versos más tristes para volver con la energía renovada que hace que no perdamos la esperanza, esa que nunca hay que perder de vista. Ponte un vídeo de gatitos, una copa de vino y disfruta de este día de fiesta: que nada ni nadie te amargue el día.

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