TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

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¿Se han dado cuenta de cómo la una de las cosas más impactantes dentro de la Colegial del Salvador es la luz que entra a través de sus vidrieras? Cuando después pasas a verlas, te fijas y compruebas que son simples, pero la luz clara entra con toda su fuerza y refleja de una manera única el interior. En cambio, hay otras vidrieras que cuando te das cuenta tienen tanto dibujo que atrapan la uz y la hacen suya, robando parte de esa iluminación que nos debiera llegar.

En estos días de confinamiento los distintos miembros de la Iglesia nos hemos tenido que adaptar a la nueva realidad. Cada uno desde su propio aislamiento estamos viviendo cómo el simple hecho de ir a misa se ha convertido en una experiencia añorada. Ahora hemos empezado a valorar mucho más el participar juntos de la Eucaristía viviendo la comunión con nuestros hermanos. La vida de piedad cuaresmal se nos ha deshecho delante de nuestros ojos y nos hemos quedado sin poder vivir la cuaresma como siempre hemos hecho.

El aislamiento nos ha dejado sin procesiones que, aunque no son vitales para la celebración de la Semana Santa, sí forman parte de nuestra forma de ser cristianos aquí en nuestra tierra. Es encomiable cómo la Iglesia ha dispuesto de medios para que podamos seguir viviendo el tiempo litúrgico a través de la distancia que nos separa de nuestro lugar de celebración. Además, nos ha animado a acogernos a la oración en estos días para pedir por la mejora de la situación y por los hermanos nuestros que están sufriendo. Es un ejercicio de comunión en la distancia que se nos hace un poco más cercana gracias a los medios digitales.

Ahora bien, creo que también es justo hacer un llamamiento a la cordura. Los laicos necesitamos de la Eucaristía como lugar de comunión, no 500 misas retransmitidas en directo a través de las cuentas personales de los sacerdotes. Necesitamos de reflexiones que nos ayuden a vivir mejor este tiempo adverso, pero no necesitamos leer o escuchar las reflexiones personales de cada uno de ellos a modo de performance o tener que sumarnos a oraciones on line a cierta hora determinada o verla en diferido. Y, sobre todo, no necesitamos que usen la Adoración al Santísimo como si fuera una pantomima para dar la bendición a través de balcones con cámaras colocadas estratégicamente (recuerden que la exposición sólo para la dar la bendición está prohibida).

Por último, necesitamos que dejen de idear modos de celebrar la Semana Santa con procesiones on line en las que aparezcan imágenes de hermandades con ustedes dentro del foco. Queremos (o al menos yo necesito) que nos den herramientas para vivir la fe, no vivirla a través de nadie. Dejen que pase la Luz. 

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