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Macarena Uriarte

El sueño de una noche de abril

Hoy quiero confesar, como cantaría la Pantoja, el sueño más sevillano y secreto que guardo en lo más profundo de mi corazón. Mi deseo es encender la Portada del real de la Feria de la mano de mi hermana para luego salir corriendo a Gitanillo de Triana 177, a las portadas del Tito y brindar con mi caseta, con mis amigos, qué digo, mi familia, por la Feria que nace en ese momento.

Las hermanas Uriarte, sí, con un apellido tan vasco y con dos nombres andaluces cada una que les puso su padre, a conciencia, para compensar, le darían al botón. Y sería entre lágrimas y risas porque se acuerdan de la estrella que las alumbra, desde más arriba del cielo de farolillos, la Sancha. Al apretar juntas con una mano el botón de la felicidad, se haría la luz, la felicidad correría como la pólvora y entraría por la plantas de los pies de los afortunados de tener la cena del pescaíto, nada doloridos todavía.

Cuando las miles de bombillas se despiertan, los sevillanos de nacimiento o de corazón, cual resorte, sonreímos de alegría, una alegría que no se puede explicar porque hay que vivirla, y hay lágrimas de felicidad porque en ese momento empieza la Feria. Una Feria que es criticada y amada a partes iguales. Es piropeada y odiada a la par.

Porque la Feria es como la vida y cada uno la siente de una manera. Para mí la Feria es familia, amigos, caballos, música, sevillanas, risas, bailes, lunares. La Feria es luz, azahar, algodón dulce y gofres Belinda. La Feria es vivir bailando una semana en una caseta a base de cuatro comidas, manzanilla, rebujito y almendritas. Pero este año es diferente, este año nos vamos a guardar las ganas, porque en eso somos expertos, para vivirla con más intensidad, si cabe, en 2021.

Los sevillanos sabemos qué lo importante ahora es la salud y nos divertiremos en nuestra ciudad de lunares, flores, mantoncillos, jinetes, coches de caballos cuando tengamos motivos para celebrar que hemos superado esta pandemia con éxito. Aunque este año tan raro cumplí el 50% de mi sueño. En mi balcón, donde tomo aire, donde me alejo de la locura del confinamiento y donde aplaudo a los que se lo merecen por estar al pie del cañón, sobre todo a mí otra hermana, la superheroína, nuestra María de los Ángeles de la guardia de Urgencias del Virgen del Rocío, he puesto todas las luces que he encontrado por casa.

Y el sábado. a las 00:00, cerré los ojos, imaginé que estaba en el escenario que ponen delante de muebles Matamoros en Los Remedios y en ese momento encendí todas las luces por fases como se hace con la Portada. Fui feliz por el recuerdo, por mi familia de la caseta, por celebrar mis tradiciones y porque imaginé que le daba la mano a mi hermana, confinada en su casa, y la sentí aquí, en mi terraza, al lado mío. Feliz Feria del corazón, paisanos.

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