Tribuna

José Manuel Montero

Neurocirujano. Instituto de Especialidades Neurológicas (IENSA)

Día Mundial del Parkinson: un horizonte hacia el optimismo

En el Día Mundial del Parkinson, debemos dar visibilidad a esta dolencia que, al igual que la neumonía por coronavirus, se manifiesta principalmente a edad avanzada.

Con la pandemia del Covid-19 que nos asola en todo el mundo, y en España en particular, estamos centrando toda la atención en esta crisis sanitaria, pero no podemos olvidar que el resto de enfermedades continúan ahí, afectando a millones de ciudadanos. De hecho, hoy 11 de abril, en el Día Mundial del Parkinson, debemos dar visibilidad a esta dolencia que, al igual que la neumonía por coronavirus -que castiga con más virulencia a personas mayores-, se manifiesta principalmente a edad avanzada.

En el caso concreto de España, supone en la actualidad la segunda enfermedad neurodegenerativa con más de 150.000 afectados. El creciente envejecimiento y el hecho de ser uno de los países del mundo con una mayor esperanza de vida nos lleva a un escenario en el que se prevé que en 2050 el 30% de la población tendrá más de 65 años y en el que se asume que el Parkinson incrementará de forma notable su prevalencia hasta triplicar las cifras actuales.

Ello nos obliga a preocuparnos, aún más si cabe, por las enfermedades que afectan a la población de edad avanzada, ya que en los próximos años viviremos más, pero será también muy importante hacerlo con una buena calidad de vida.

El Parkinson es una enfermedad degenerativa que aparece por un déficit en los circuitos neuronales dopaminérgicos en los Ganglios de la Base, unas estructuras de la parte evolutiva más antigua de nuestro cerebro que tienen especial importancia en la generación del movimiento, de tal forma que si ‘fallan’ comienzan a aparecer síntomas motores que progresivamente van a más.

De forma más gráfica, el doctor inglés James Parkinson describió hace algo más de 200 años esta enfermedad como ‘parálisis agitante’. Ello alude a los aspectos más característicos de sus principales síntomas: el temblor, que es el más conocido y el principal motivo de consulta; la rigidez, que provoca que no se puedan mover las articulaciones; y la acinesia, que impide al paciente iniciar el movimiento.

El diagnóstico del Parkinson es eminentemente clínico, es decir, se realiza por parte del neurólogo a partir de los síntomas y su evolución, ya que las pruebas

complementarias ayudan, pero no cierran el diagnóstico. Aunque el temblor es la causa de consulta en la mayoría los casos, lo cierto es que en un gran número de ocasiones es otra enfermedad la que lo provoca, y realmente no se trata de Parkinson, por lo que se deben descartar otras patologías. A la larga, los síntomas que invalidarán más al paciente serán la acinesia y la rigidez, más que el temblor.

El tratamiento es eminentemente mediante fármacos, variando de una persona a otra, y adaptándose a lo largo de la evolución de la enfermedad. También en muchas ocasiones se recomiendan actitudes, ejercicios, dieta y, en general, hábitos que ayuden al paciente a que disfrute de la vida a pesar del Parkinson. Que no nos “bloquee” la enfermedad.

La evolución de los síntomas es lenta y, normalmente, se puede continuar con una calidad de vida muy buena durante muchos años, por lo que hay que intentar ser optimistas. En este aspecto, resulta fundamental establecer una relación cercana entre el enfermo, la familia y el neurólogo, para resolver las dudas y enfocar el día a día.

En ciertos pacientes -sobre todo, en aquellos en los que la enfermedad debuta a una edad más temprana- se plantea la cirugía como una opción. Inicialmente, el tratamiento quirúrgico se realizaba con pequeñas lesiones en los Ganglios de la Base, pero en la actualidad se realiza con una técnica de neuromodulación, con la que se genera un estimulo eléctrico en el cerebro -con un sistema similar a un marcapasos-, a través de unos electrodos que se colocan con una exactitud por debajo de 1 milímetro.

Este método nos permite modificar el estímulo y variarlo en el tiempo, según el resultado que obtenemos en cada paciente. Las técnicas quirúrgicas llegan a obtener una mejoría de más del 70% en los síntomas y en muchas ocasiones reducir la medicación en los enfermos.

Hoy, como decía al principio, es un día para dar visibilidad a la enfermedad de Parkinson, pero también para trasladar un mensaje de confianza en los grandes avances que se están desarrollando en materia de investigación, tanto desde el punto de vista genético -para ver qué medicamentos pueden ser más útiles- como en las técnicas quirúrgicas. Si bien no se pueda vislumbrar un tratamiento curativo en un futuro inminente, sí hay que tener la certeza de que la calidad de vida de estos pacientes mejorará en los próximos años con un abordaje y manejo multidisciplinar.

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