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Tribuna

Francisco Oñate

Biólogo y presidente de la Red Sevilla por el Clima

Un anillo (metropolitano) para combatir el cambio climático

El autor defiende que la Dehesa de Tablada debe contemplarse como una pieza insustituible del futuro Anillo Verde de la metrópolis sevillana La presentación del Anillo Verde de Sevilla por parte de Antonio Muñoz 

Palo santo, una especie singular de Sevilla

Palo santo, una especie singular de Sevilla / Juan Carlos Muñoz

"Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas” – J.R.R.Tolkien. Así rezaba la inscripción del Anillo Único según la fantástica novela, posteriormente llevada magistralmente al cine, titulada El Señor de los Anillos.

Permítannos una ensoñación y, en un veloz viaje en el tiempo, traer ese anillo desde la Tierra Media imaginada por el escritor británico y transformar su poder (verde) con objeto de combatir al Sauron o Señor Oscuro de nuestros días que no es otro que el Cambio Climático. Sueño y deseo, ya con los pies asentados en la realidad, manifestado repetidamente en distintos foros por algunos de nuestros actuales munícipes.Bien. Tomada esa licencia literaria mágica vamos al grano.

La presentación el pasado 17 de mayo del proyecto Anillo Verde de Sevilla por el alcalde y candidato del PSOE, Antonio Muñoz, concitó el interés de varias entidades y personas que estuvimos presentes en el acto, desarrollado en el recientemente inaugurado tras las obras paseo de la calle Torneo. El proyecto en definitiva es la plasmación de antiguas ideas sobre reforestación que ya se plantearon para el entorno urbano de Sevilla en la década de los 90 pero que, como es costumbre en esta ciudad, ante la demora infinita de los proyectos, cuando está en condiciones de aplicarse la idea ya ha quedado obsoleta y/o incompleta para cumplir el objetivo y la función con la que fue pensada.

El Anillo Verde de Sevilla prevé en su desarrollo enlazar distintos parques, zonas verdes y espacios naturales y urbanos de interés a través de una red de senderos peatonales y ciclistas que alcanzarán los 42 km de longitud. Además se acompañará con reforestaciones complementarias cercanas a los 100.000 árboles, generando corredores ecológicos interconectados con puntos de descanso, observación paisajística y de avifauna. El montante económico asciende a una inversión de 30 millones de euros y su horizonte temporal culminaría aproximadamente en dos legislaturas.

A priori es una idea plausible pero que, con el tiempo transcurrido desde su última formulación por el Ayuntamiento (2020) y el avance sin precedentes del cambio climático, la propuesta puede ser mejorada y completada con un conjunto de actuaciones paralelas y complementarias para dotarla con esa función de gran pulmón verde para 1.500.000 de habitantes de la aglomeración urbana de Sevilla.

Porque, para empezar, la proyección del Anillo Verde debe tener carácter metropolitano y facilitar la transición entre lo urbano y lo rural, enlazando con otras infraestructuras ya existentes como el Corredor Verde del Área Metropolitana de Sevilla.

Además, haciéndonos eco de diversos foros ciudadanos como el Movimiento de Entidades por el Clima y las reflexiones de especialistas en urbanismo, ecología, paisaje y educación ambiental, hay que reclamar la participación de la ciudadanía en todas y cada una de las actuaciones o fases previstas en su desarrollo. Son las entidades, colectivos y personas interesadas los que pueden proporcionar una visión más integral del proyecto de manera que amplíen la mera redacción técnica municipal.

La red hidrográfica existente debe ser también objeto de un tratamiento regenerador específico para permitir nuevas conexiones naturales con el conjunto de senderos y caminos incluidos. Las propias márgenes del río Guadalquivir, tanto en la dársena como en el cauce vivo, deben facilitar la continuidad de sus márgenes, tanto izquierdo como derecho, para completar los tramos interrumpidos en la formación de dicho anillo. Por otro lado, los arroyos Tamarguillo, Ranillas y Tagarete tienen un notable potencial de recuperación hidrológica y vegetal, aportando nuevas zonas arboladas y naturales en los entornos urbanos por los que discurren o son fronterizos (Alcosa, Sevilla Este, Ronda del Tamarguillo, Tres Barrios, Nervión). Liberarlos de entubamientos y losas de hormigón en algunos de sus tramos contribuiría a recrear bosques de galería y nuevas zonas verdes en los barrios, tejiendo una red que interconectada con el resto.

Por otro lado se encuentran las lagunas temporales de El Sapo, entre los barrios de Sevilla Este y Torreblanca, que constituyen micro-humedales únicos con una alta calidad ecológica y amenazadas por su abandono y edificaciones periféricas.

Al sur de la ciudad y con una superficie de alrededor de 350 ha. se encuentra la Dehesa de Tablada, verdadero diamante de ese Anillo Verde, que sin embargo no se contempla en su totalidad en el proyecto presentado. Su carácter actual de propiedad privada debe ser revertido inmediatamente para constituir el espacio natural y rural más importante con el que cuenta actualmente Sevilla y su área metropolitana. Zona inundable y válvula de seguridad ante las avenidas del Guadalquivir, dehesa infinita de usos ganaderos históricos, cortijos abandonados, huertas y naranjales, bosque de galería, avifauna diversa, valores paisajísticos, aeronáuticos y culturales, la Dehesa de Tablada debe contemplarse como una pieza insustituible del futuro Anillo Verde de la metrópolis sevillana.

Más al Norte, la parcela del antiguo cauce de Los Gordales, situada aproximadamente entre la SE-30 y el Puente de Hierro, pertenece en su tramo más cercano al río al dominio público marítimo terrestre y desde ahí hasta la ronda de circunvalación al ayuntamiento de Sevilla. En la actualidad es un lugar abandonado, con vertidos continuos de escombros, de gran impacto visual negativo al estar circunvalado por viaducto y carreteras que le dan gran visibilidad. Un espacio que puede cambiar sustancialmente con la creación en él de un bosque urbano mediterráneo, con vegetación autóctona de bajo mantenimiento y resistente a la sequía, transición entre el Parque Vega del Rey y la Dehesa de Tablada.

Por otro lado, se podrían conectar los parques urbanos del Guadaira siguiendo sus márgenes ribereños hasta Alcalá de Guadaira en un nuevo corredor verde y conservar el carácter forestal de las 144 ha que aún posee el Cortijo de Cuarto como un singular núcleo verde alrededor del cual se conforman otros espacios singulares como la laguna Fuente del Rey, el cauce nuevo del río y los parques del Guadaira, Bermejales y Palmas Altas.

Sevilla no debería perder la oportunidad de crear este poderoso Anillo Verde Metropolitano que haga realidad los numerosos documentos, acuerdos, estrategias y compromisos municipales adquiridos en los últimos años. Convertir Sevilla en un referente europeo en la atenuación del cambio climático tiene que ser una obligación de todos los sevillanos y sevillanas y de los grupos municipales de su ayuntamiento sin excepción y debe ocupar un lugar preferente en la agenda de nuestro próximo alcalde.

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