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Derroche de emociones entre los premiados con el Gordo en Écija: "Nos hacía mucha falta"

La administración de Écija agraciada con El Gordo en plena celebraciones / Juan Carlos Muñoz

María José Rodríguez Romero aparece por el centro comercial N4 de Écija con la ropa manchada de barro. Viene de recoger aceitunas en el campo. "No me han dejado ni cambiarme", dice, después de fundirse en abrazos con sus familiares y amigos, de llorar de alegría, de no parar de reír, de saltar y abrir varias botellas de champán y de festejar, en definitiva, la mayor alegría de su vida. Lleva un papel con el décimo 88008, el Gordo de la Lotería de Navidad, del que se han vendido 15 series en la administración número 5, la Sartén del Sol, ubicada en el centro comercial.

"Estaba trabajando en la aceituna y se acercó mi novio a decirme que mirara que nos había tocado el Gordo. Le dije que era mentira, que el Gordo lo tengo yo con él desde hace años... ¡¡¡Y era verdad!!!", exclama esta joven de 25 años. "Nos hacía mucha falta", dice. "Nada más que hay que verla, mira cómo viene de barro", apunta un familiar. "Ahora puedes cambiar de las marcas blancas a las marcas buenas para lavar la ropa, María", le dice el primo.

Lleva trabajando desde los 16 años. "Pero mañana no vamos a ir, ya el martes iremos otra vez, pero mañana no queremos ver una aceituna ni en el plato". Compró el décimo hace dos días. "Yo siempre llevo todos los números del 0 al 9, y me faltaba el 8, el 3 y el 1. Dije voy a ir y voy a comprar los que me faltan. Venía conmigo una prima mía. Había dos o tres ochos y fue ella la que lo eligió. Pero ella no se llevó ninguno", explica María José. 

Numerosos familiares la esperaban junto a la administración de lotería, situada frente al Carrefour. Una de las que la aguardaba era su tía, Valle Rodríguez, muy emocionada porque hace ocho días que enterró a su marido. "Fue la hija de él la que eligió el número, parece que me lo mandó él. Después de algo malo siempre viene algo bueno".

Otro de los afortunados es Manuel Torres, vendedor de cupones de la ONCE, que estaba vendiendo en un bar del pueblo cuando supo que llevaba el Gordo. "Cogí todos los cupones que llevaba enganchados en el pecho y se los regalé a los que estaban en el bar. Para todos ustedes, les dije". El cuponero lleva un décimo compartido con sus tres hijos. "Hemos comprado cuatro décimos, cada uno de un número distinto. Nos tocan a cada uno 80.000 euros".

Torres explica que el dinero servirá para ayudar mucho a sus hijos. "El mayor está viviendo con nosotros porque no se puede independizar. Tienen un hijo de dos años y medio y una casa, pero la tienen que arreglar y no podían. Ya la van a arreglar. Mi Saray no puede tener hijos y ahora podrá someterse a un tratamiento de inseminación artificial. Y mi pequeña lo utilizará para comprarse un piso". La mujer del cuponero, Fefi, es cocinera y trabaja en un bar. "Me he ido de la cocina, he dejado tirado al pobre Boni, mi jefe".

María José Rodríguez sostiene el cartel con el número del Gordo, rodeada de amigos y familiares. María José Rodríguez sostiene el cartel con el número del Gordo, rodeada de amigos y familiares.

María José Rodríguez sostiene el cartel con el número del Gordo, rodeada de amigos y familiares. / Juan Carlos Muñoz

Los responsables de que haya tanta felicidad en Écija este viernes son Cristina María Corral, María Soledad Carrillo y Anselmo Cruz, los trabajadores de la administración de lotería. Ellos no llevan nada, pero están igual de contentos. "Ha sido una sorpresa. Teníamos la ilusión pero cómo íbamos a esperar dar el Gordo. Además que no salía y que no salía...", dicen. En efecto, fue el Gordo más tardío de la historia y la bola del 88008 no hizo acto de presencia hasta las 13:16.

"No es un número bonito, aunque a nosotros nos encantan los números raros, pero hay gente que lo ha rechazado. La hija de Manuel, por ejemplo, me pidió el número más feo que tuviera". Sesenta millones de euros se han vendido en esta administración. "Y todo en ventanilla", cuentan los trabajadores. Este establecimiento ya dio un segundo premio en 2016. 

María Rojas es de esas que buscaba un número feo. Lo compró ayer. "Anselmo se ría, ¿cómo vas a coger ese número?, me preguntaba. Y yo le decía que ése, que el año pasado tocó uno bonito y este año tenía que ser uno feo". Esta mujer no termina de creerle que tiene 400.000 euros más que hace unas horas. "No para de llamarme gente, ayer tuvimos la cena de empresa, hoy con la resaquita, recién levantada, dije voy a poner la lotería... Y mira".

"Cuando tocó el corazón se me salía del pecho. Al perro le iba a dar un infarto de verme. Vivo enfrente de mi tía, ella corriendo pensando que me había pasado algo. Me iba a dar algo. No tengo ni idea de qué hacer, ahora mismo no me lo creo, no me ha dado tiempo a asimilarlo. Lo primero es pedirle un bizum a mi madre que ayer no me lo pagó, pero ella es lo más importante, como si le tengo que dar todo el premio", relata esta joven ecijana.

Dice que tenía sopa de pescada para comer este viernes, pero que cree que la va a congelar. "O habrá que echarle marisco. Podré comprar una cigalita para Nochebuena, una, no vayamos a derrochar...", decía, con la risa floja. 

Miguel Álvarez vio el sorteo con su nieta. Iban llevando la cuenta de los números cuando salío el Gordo. "Todo es para mis nietos, yo ya tengo la vida resuelta", explica el hombre, que se acuerda de su mujer, fallecida hace dos años. "Pero hoy es día para disfrutar, abuelo", replica la nieta. Y tanto que sí, en el centro comercial de Écija se suceden los brindis, los abrazos y la fiesta. Que viva la Navidad.

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