Provincia

Écija sufre su quinta inundación en un mes

  • El arroyo Argamasilla volvió a desbordarse y anegó todas las casas del barrio de Puerta Osuna · Los vecinos despidieron 2010 achicando agua y retirando barro · La limpieza de las calles concluyó ayer

Écija despidió 2010 entre agua y barro. El último día del año sirvió de dramático resumen de lo vivido en la ciudad del sol durante el mes de diciembre. El arroyo Argamasilla se desbordaba a las 6:00 del pasado viernes tras las últimas precipitaciones que dejaron 28 litros por metro cuadrado en esta comarca. El año nuevo fue recibido por los vecinos del barrio de Puerta Osuna entre fregonas, escobones y mangueras que todavía ayer achicaban agua de casas y garajes.

Las calles Cava, Santiago, Padilla y Cristo de Confalón, entre otras, se convertían una vez más en auténticos ríos. El Argamasilla, que discurre bajo sus viviendas, volvía a brotar de las alcantarillas. Lo hizo en tres ocasiones: a las 6:00, las 10:00 y las 16:00, según relataba Jesús Rivera, propietario del Bar Riveira al que las inundaciones le han menguado sus beneficios el último mes. "He tenido que cerrar ocho días, me da miedo calcular las pérdidas", relataba este ecijano que ayer secaba paredes y suelos después de que el agua entrara en el local.

A pocos metros del bar, en la Avenida Cristo de Confalón, vive José Martín, que a sus 76 años no recuerda tantas inundaciones en un solo mes. Tras la última riada, a su familia se le han quitado todas las ganas de fiestas. "Nos tomamos las uvas y nos fuimos a la cama", asegura este vecino que, como tantos otros, aseguran que estas inundaciones sólo tienen un causante: el arroyo Argamasilla, o como dijo Jesús Rivera: "Su falta de limpieza". Según los vecinos de esta calle, el 75% del caudal de este arroyo está "atorado" por la suciedad, motivo por el cual, "en el momento en el que caen siete litros se desborda, cuando antes con 115 no ocurría". Algunos ecijanos que guardan sus pertenencias en cocheras inundadas, como David Díaz, ya han contratado a un camión para llevarse los enseres "perdidos".

Todos recordarán la última Nochevieja, en la que estuvieron más pendientes del cielo que del televisor. Ayer fue día de limpieza. Por la mañana todavían quedaban ochos garajes anegados. A mediodía el barro se había eliminado de todas las calles, donde los tabiques en las puertas permanecerán buena parte del invierno ante el temor de que el agua cubra de nuevo los umbrales.

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