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El secreto mejor guardado de El Madroño: la encina de los perros

Encina de los Perros, en El Madroño.

Encina de los Perros, en El Madroño.

La provincia de Sevilla, diversa y de gran riqueza paisajística, guarda pequeños tesoros por los rincones de su extensión. Cada pueblo, cada localidad, cada zona tiene algo que la hace única y especial a los ojos de los visitantes.

Uno de estos ejemplos es El Madroño, un pueblo que no supera los 300 habitantes ubicado en el límite con la provincia de Huelva y su condado minero. Como un lienzo dibujado en tonos verdes y ocres, este enclave supone un deleite para los sentidos por el calor de su gente y la paz que se respira en sus calles. 

Una calle de la aldea de El Álamo. Una calle de la aldea de El Álamo.

Una calle de la aldea de El Álamo.

Orgullosos de sus raíces, los madroñeros conmemoran el 27 de mayo como la Segregación del Madroño del Castillo de las Guardas, jornada en la que se rememora la independencia de esta villa de sus vecinos castilleros. Este año 2021 se celebró el centenario de la ruptura territorial, algo que los vecinos festejaron con gran entusiasmo y orgullo ya que, en palabras de su alcalde, este rincón es su "pequeño gran paraíso".

El alcalde de la villa, Antonio López, recordaba también que El Madroño no sería nada sin sus cuatro aldeas colindantes, cuatro territorios de incalculable valor para el corazón de esta pequeña comunidad sevillana. El Álamo, Juan Antón, Juan Gallego y Villargordo son las piezas del puzle que dan forma completa a la forma de sentir de sus habitantes.

La Encina de los Perros, en El Álamo

Vecinos paseando por el terreno de la encina de los perros. Vecinos paseando por el terreno de la encina de los perros.

Vecinos paseando por el terreno de la encina de los perros. / Ayuntamiento de El Madroño.

El Álamo presume de guardar en su terreno la encina más grande de Andalucía: la encina de los perros. Con una altura total de 16,50 metros, posee 4,30 metros de perímetro en la base y 8,50 metros de diámetro de copa. Sus considerables dimensiones propicia que la sombra que este centenario árbol proyecta se extienda hasta los 600 m².

La encina de los perros sobresale por encima del tejado de las casas del poblado, dominándose visualmente sobre la aldea. 

Se asienta en un terreno de escasa pendiente en pleno corazón del medio natural. Está inmersa en una dehesa de encinas de gran apertura con algunos eucaliptos rojos como acompañantes y jaras dispersas entre los matorrales. 

Además, esta encina fue declarada monumento natural en el año 2005, después de resultar ilesa en el incendio producido en julio del año 2004, que llegó a arrasar casi 30.000 hectáreas.

Festividades de la villa

San Blas. San Blas.

San Blas.

Su identidad fuerte y arraigada hace que cada año estos vecinos celebren con entusiasmos sus fiestas más populares. 

De cara al verano, una de sus celebraciones más tradiciones son las cruces. En esta festividad, que dura de mayo a agosto, van saliendo las cruces de cada una de las aldeas y de la villa en procesión. En total son 5 las que transitan por las calles, decoradas con flores artesanales de incalculable valor. 

Desde el Ayuntamiento de El Madroño aseguran que las flores que decoran cada una de estas cruces son completamente artesanales, echas a mano a lo largo de los años. Tanto es así, que muchas de estas piezas florales se conservan desde la Guerra Civil.

Otra de sus fiestas, fechada para el próximo 2022 para el 7 de febrero es San Blas, su Santo Patrón, un motivo más para llenar las calles del pueblo de alegría y hermandad. 

Una de las cinco cruces que procesionan. Una de las cinco cruces que procesionan.

Una de las cinco cruces que procesionan. / Ayuntamiento de El Madroño.

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