Ecologistas en Acción ha presentado denuncias ante el Seprona, la Junta y la CHG para que se investiguen las causas del derrumbe del talud norte de la corta minera de Cobre las Cruces, ubicada entre los términos de Gerena, Guillena y Salteras.

Según sus datos, también habría afectado a la escombrera norte. La organización recuerda que es el cuarto derrumbe de importancia de esa explotación en su historia.

La organización ecologista también solicita que se hagan las comprobaciones y se verifique si se está cumpliendo con la Declaración de Impacto Ambiental para evitar la contaminación del acuífero, según un comunicado.

El corrimiento de tierra se produjo en la madrugada del pasado miércoles y, según la organización, ha afectado a las escombreras y al talud norte de la corta minera a cielo abierto, arrastrando maquinaria pesada y sepultando parte de la corta. Ha obligado a parar la actividad extractiva y la actividad en la planta hidrometalúrgica. 

Pide verificar que se está cumpliendo la Declaración de Impacto Ambiental y si hay contaminación al acuífero

Los ecologistas recuerdan que llevan mucho tiempo alertando de las posibles consecuencias de inestabilidad del terreno y de los taludes provocada "posiblemente por la detracción ilegal de millones de metros cúbicos de aguas subterráneas desde que se inició la excavación de la mina en 2005".

"El acuífero ha sido esquilmado y probablemente el terreno haya podido ceder por la transformación del subsuelo", señala la organización ecologista en un comunicado. 

También ha quedado sepultada la galería subterránea construida hace un año aproximadamente y sometida a diligencias previas en el Juzgado 1 de Sevilla a instancias de la Fiscalía de Medio Ambiente por detracción ilegal continuada de aguas subterráneas.

Igualmente, avisan de los "incumplimientos" relativos a la altura y configuración de las escombreras (la norte), establecida en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), en los sucesivos Planes de Restauración y en las modificaciones aprobadas de esa DIA.

La escombrera norte contiene a su vez dos instalaciones, la IET (Instalación de Estériles de Tratamiento) y la IEM (Instalación de Estériles de Mina), ambas contienen residuos tóxicos y peligrosos, mezclados con margas azules del Guadalquivir, material que forma a su vez los primeras capas de la corta minera, hasta llegar a las areniscas del acuífero.

Tras el derrumbe la situación es que el terreno sigue moviéndose, según Ecologistas en Acción que añade que las bombas que gestionan las aguas contaminadas de contacto están enterradas, la planta depuradora permanente está parada por falta de fluido eléctrico y las aguas sin depurar están siendo vertidas al arroyo Garnacha.