Mata a su mujer en plena calle y en presencia de sus dos hijos
Olivares
José Manuel, de unos 40 años, fue detenido en Salteras poco después de asestar una puñalada mortal a su mujer, María, de 26 años. Los hijos, de 2 y 5 años, fueron testigos.
María abrió la puerta para responder a una llamada. Eran las doce del mediodía, en el número 40 de la calle Primero de Mayo, Olivares. Sus hijos pequeños, de 2 y 5 años, corrieron tras ella a ver quién era. De manera inesperada, en la puerta, se encontró con su pareja sentimental, José Manuel. "Fue a por ella", dicen sus vecinas. José Manuel exigió a María que le entregara a sus hijos y ella se negó. Tras una fuerte discusión y, sin pensarlo dos veces, la arrastró por los pelos hasta la calle y le asestó una puñalada en el corazón. Ella, ensangrentada, se arrastró para tratar de buscar refugio, sin apenas ponerse en pie, y como pudo llegó hasta su puerta, donde se desplomó. Es la crónica de una muerte anunciada. Hace cinco días, esta mujer de 26 años y natural de la República Dominicana, "apareció con un ojo morado y amenazada de muerte por su pareja sentimental". Según dicen en la calle Primero de Mayo, María había intentado conseguir, sin éxito, una orden de alejamiento de su pareja sentimental.
Tras apuñalar a su mujer en plena calle, José Manuel, que tiene doble nacionalidad (española y dominicana) cogió a sus dos hijos, que lo habían presenciado todo, y se fugó del lugar de los hechos en su propio vehículo. Un vecino de una vivienda cercana del escenario del crimen, guardia civil retirado, dio la voz de alarma enseguida y un rápido dispositivo de la Guardia Civil logró localizar al verdugo de María a apenas cinco kilómetros, en Salteras. Los dos niños pequeños, que necesitarán atención psicológica para afrontar el estrés postraumático, fueron trasladados a un centro de acogida, según confirmaron este domingo fuentes oficiales del Ayuntamiento de Olivares.
José María, vecino de la calle Primero de Mayo y profesional del 061, al oír los gritos salió y trató de auxiliar a María. "José María practicó la reanimación cardiopulmonar a la muchacha y el boca a boca, pero la sangre salía por la nariz y por los oídos, la mano le temblaba, y no pudo hacer nada por ella", añade un testigo, que también corrió al auxilio de María. La herida fue mortal y poco después falleció. La ambulancia tardó unos veinte minutos en llegar hasta el lugar donde se encontraba la víctima.
Otra vecina que había presenciado el crimen recogió el arma homicida, un cuchillo de cocina, que quedó tirado en la calle tras el apuñalamiento, y que terminó en manos de agentes de la Guardia Civil. La tranquilidad habitual de la calle Primero de Mayo de Olivares quedó rota este domingo durante toda la mañana. Un cordón policial protegió el escenario del crimen. Las vecinas, consternadas, permanecieron durante horas en las puertas de sus viviendas tratando de buscar una explicación a lo ocurrido."Era una joven muy buena y muy agradable, la conocíamos poco pero era muy humilde", explican sus vecinas. "Coincidíamos con ella en la calle cada mañana a la hora en que pasa el panadero, a las doce, Antonio siempre se metía cariñosamente con ella", reseñan.
Estefanía María, su nombre completo, residía en otra zona de Olivares, en una urbanización llamada Los Tambores, pero desde hacía tiempo que estaba buscando una residencia cerca del lugar donde trabajaba, en la calle Primero de Mayo. El número 40 de esta vía de Olivares era su lugar de trabajo y también su refugio, hasta este domingo. María acudía cada mañana, en torno a las ocho o las nueve, para cuidar de dos personas mayores con discapacidad que viven en el número 40. "Llegaba cada mañana con su moto, una vespa roja, y permanecía hasta las dos o las tres de la tarde, tras dar la comida a los dos abuelos", añade una vecina de una vivienda próxima. "Era muy buena", insisten. Su rutina diaria era atender y cuidar a dos personas mayores, por la mañana y por la tarde. Este domingo sus hijos pequeños estaban con ella mientras María realizaba sus labores como cuidadora. Una vecina explica que llevaba trabajando unos meses en esta casa, donde la apreciaban mucho.
"Hace unos cinco días tuvo que quedarse a dormir en casa de la vecina porque su marido la había amenazado de muerte", añade una residente en una vivienda cercana. De José Manuel poco conocen en la calle Primero de Mayo. "Nunca lo hemos visto, hasta hoy", insisten varios vecinos que se encontraban en el lugar de los hechos.
Poco después de las cuatro de la tarde todas las miradas en Primero de Mayo se dirigían hacia la calzada. El alquitrán húmedo es lo único que quedaba, cuatro horas después, que delatara el lugar donde María fue apuñalada. Trabajadores municipales habían limpiado el rastro de sangre que había dejado la víctima. Niños, adolescentes y personas mayores, que se encontraban en esta calle a primera hora de la tarde, se preguntaban por qué había muerto una joven madre de 26 años que había llegado a Olivares para ganarse la vida cuidando a personas mayores. La pregunta, que lanza un adolescente, queda en el aire, sin respuesta. Silencio y miradas consternadas por lo sucedido.
"Olivares es un pueblo muy tranquilo, pero últimamente no lo es", responde una mujer que vive en frente del número 40 de la calle Primero de Mayo. "En verano unos encapuchados atacaron a Edu en su peluquería, lo apuñalaron y le cortaron la médula. Edu está en silla de ruedas", lamenta. Ahora todos se preguntan qué ocurrirá con los dos hijos de María.
"Si he matado a una persona, puedo matar a más"
Tras apuñalar a su mujer, le escucharon decir: "Si he matado a una persona puedo matar a más", relata una vecina en la calle Primero de Mayo. José Manuel, de unos 40 años, afirmó ante los agentes que su profesión es agente de la seguridad. Tiene la doble nacionalidad, española y dominicana. "Acudió a la casa, en torno a las doce del mediodía, a por ella; la había amenazado de muerte días antes; y la mató", recuerdan los que este domingo vivieron de cerca el crimen. "Ella era delgada, muy amable y trabajadora. Sus hijos niños corrieron tras ella y lo vieron todo. Los niños querían quedarse con ella", añaden las vecinas.
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