El Ayuntamiento de Tocina y Los Rosales inauguró el pasado sábado la rampa de acceso al río Guadalquivir para embarcaciones de recreo y deportivas que ha construido en la Playita, un área natural de más de 22 hectáreas de bosque de ribera y eucalipto, situada en el meandro del río, a 4 kilómetros del casco urbano.

Se trata del primer embarcadero de este tipo que funciona en la comarca de La Vega sevillana -río arriba hay otro en Palma del Río, pero los siguientes ya están en el entorno de la ciudad de Sevilla- que permite el acceso al río vivo de pequeñas embarcaciones de recreo o pesca deportiva.

En la instalación se han invertido casi 200.000 euros (158.950) y cuenta con los permisos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

La actuación, que se ha ejecutado con fodos del Pfea (Plan de Fomento del Empleo Agrario), ha incluido también el arreglo del camino de acceso y la limpieza de la zona, de titularidad municipal, conocida en los documentos históricos como El Tarajal y que parcialmente el río Guadalquivir inunda todos los años (de ahí que no se haya construido en ella) y de forma completa una vez cada 10 años, aproximadamente.

La rampa para que los remolques de las embarcaciones puedan acceder con las mismas hasta la lámina de agua.

La nueva rampa permite que los remolques de las embarcaciones puedan acceder a la lámina de agua del río -con unos dos metros de profundidad en esa zona- para dejarlas e iniciar la navegación, con los permisos oportunos. Está dispuesta para poder usarse con el nivel de agua a distintas alturas.

El sábado, con motivo de la jornada de inauguración, se desarrollaron diversas actividades con kayaks (con unos 350 participantes), gracias a la colaboración de la empresa RiberTour, y de paseos por el río, con El Barquero de Triana.

El alcalde, Francisco José Calvo (Andalucistas Tocina y Los Rosales), confía en que se convierta en un aliciente más para favorecer las visitas a la zona, de enorme interés paisajístico, que ya cuenta con merenderos y a la que se accede desde el casco urbano de Tocina, en concreto desde la calle Margarita Nelke.

Río abajo, la navegación se puede hacer sin problemas hasta la presa de Cantillana, hacia arriba hay muchos más kilómetros, pero el edil apunta a la confluencia con el Ribera del Huéznar y Alcolea. El objetivo es también que el municipio deje de vivir de espaldas al río, a pesar de que el cauce y la navegación por el mismo están en su origen histórico.