La etapa que despide a Sevilla en la Vía de la Plata es la más bonita dentro de la provincia. Sin ser dura, tiene un punto exigente por un perfil muy irregular. Es relativamente corta y, por ellos, hay mucha gente que prefiere alcanzar Monesterio en la misma jornada.

El recorrido sale por la plaza de toros de Almadén, en la parte alta del pueblo. Bordeamos el cerro de los Covachos a la vez que atravesamos un huerto solar. Acabamos llegando a una curva aproximadamente a un kilómetro de la salida. Aquí abandonamos la pista por la izquierda para internarnos en la bonita dehesa con alcornoques y encinas. Tras otro kilómetro y medio, cruzamos el arroyo de la Víbora (puede llevar bastante caudal si ha llovido recientemente) y justo después nos incorporamos al Carril de Nava Redonda, que acompañará a poca distancia el curso del agua.

Algunas de las vistas que ofrece la etapa tras salir de Almadén de la Plata.

Avanzamos por esta pista 1,5 kilómetros por la Finca de Arroyo Mateos hasta dar con una bifurcación. Las flechas nos mandan por el camino de la izquierda, que va en descenso. Andamos junto a varias explotaciones ganaderas y balsas de agua hasta el arroyo de la Huerta del Corcho. Lo vadeamos.

Pasaremos junto a varias explotaciones ganaderas.

Toca subir la cuesta más pronunciada de esta etapa. El perfil comienza a ascender con fuertes repechos por una pista que va dando muchos quiebros hasta coronar la Colada de los Bonales. Las vistas desde arriba merecen la pena. Se pueden ver El Real de la Jara, nuestra meta, y al fondo la vecina Santa Olalla del Cala, perteneciente a la provincia de Huelva.

Santa Olalla, al fondo.

El descenso es corto y abrupto por una pendiente de hierba y piedras. Hay que tener cuidado con la señalización en este punto, ya que es fácil perderla. De todas formas, el rumbo está claro: hay que bajar.

Abajo, damos con una amplia pista de tierra: se trata del Camino Viejo de Almadén de la Plata. Lo seguimos durante cuatro kilómetros hasta entrar en El Real de la Jara por la calle Pablo Picasso. El albergue municipal está ahí mismo.

El Real de la Jara, con su castillo arriba.

El Real de la Jara tiene un bonito castillo medieval del siglo XIV dominando el municipio, es recomendable subir a visitarlo para ver sus murallas y admirar las bonitas panorámicas que ofrece del entorno. Otros monumentos de interés son la Iglesia de San Bartolomé, de estilo mudéjar, y la Ermita de los Remedios, que pudo ser originalmente parte de una mezquita. En las afueras, está el Castillo de las Torres, pero este no tendremos más remedio que verlo en la próxima etapa. Pasaremos por delante.