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La juez encarcela a un atracador pero sólo por cuatro robos violentos

  • El delincuente Juan Marco G. J. se acoge a su derecho a no declarar ante la Policía y en el juzgado, pero por el momento no se le ha imputado la muerte de la vecina.

Las dudas sobre la procedencia de la bala que el pasado viernes mató a Concepción Barreiro se pusieron este domingo de manifiesto con motivo de la puesta a disposición judicial de uno de los dos atracadores detenidos por el asalto a una sucursal de Cajasol en San Juan de Aznalfarache. La juez de Guardia de Sevilla decretó a última hora de la tarde el ingreso en prisión, comunicada y sin fianza de Juan Marco G. J., uno de los dos individuos implicados en el tiroteo con la Policía Local, según confirmaron a este periódico fuentes judiciales.

El encarcelamiento de este peligroso delincuente, que cuenta con 20 detenciones anteriores -una de ellas por un delito de homicidio en el año 2001-, se produjo en principio por cuatro delitos de robo con violencia, otro de tenencia ilícita de armas y un sexto de robo y hurto de uso de vehículo, en relación con el robo del ciclomotor tres días antes del trágico atraco.

En esta primera imputación, ni la Policía Nacional ni la juez de Guardia le han atribuido a Juan Marco G. C. un delito de homicidio por la muerte de Concepción Barreiro. Las mismas fuentes apuntan a que la ausencia de este cargo contra este atracador se produce porque la investigación se encuentra en una fase muy inicial en la que todavía se debe aclarar con exactitud lo que ocurrió y, sobre todo, la procedencia del disparo que acabó con la vida de la vecina. Este extremo no se conocerá con certeza hasta que el juzgado al que ha correspondido la investigación, el de Instrucción número 15 de Sevilla, reciba el informe pericial del laboratorio de Balística con el análisis de la bala que fue extraída a la víctima y de los casquillos que se recogieron en el escenario del tiroteo, y su cotejo con las pistolas que portaban los atracadores -del calibre 7,65 milímetros- y las armas reglamentarias de los policías locales, ambas del calibre 9 milímetros parabellum.

Otras fuentes consideran que el hecho de que no se le haya imputado ya en estos primeros momentos el delito de homicidio obedece a que la tesis principal que barajan los investigadores, siempre según los primeros indicios y a falta de las pruebas de Balística, apuntan a que el disparo que alcanzó a Concepción Barreiro pudo ser obra de uno de los dos policías locales que abrieron fuego contra los atracadores.

La primera versión de los hechos señala que los atracadores pudieron abrir fuego sin mediar palabra, cuando los policías les dieron el alto. En ese tiroteo uno de los proyectiles habría rebotado en algún elemento urbano antes de alojarse en la base del cráneo de la víctima. La hipótesis del rebote cobra fuerza porque la bala que alcanzó a la vecina presentaba únicamente un orificio de entrada, no de salida, que se correspondería con un impacto directo y con más potencia.

La decisión de Juan Marco G. J. de acogerse a su derecho a no declarar ha privado a los investigadores de datos relevantes que podrían contribuir a esclarecer los hechos, dado que el atracador podría haber explicado si abrieron fuego al ser sorprendidos por los agentes, cuantas veces dispararon y la dirección en la que lo hicieron.

A este veterano delincuente de 56 años se le atribuyen ahora otros cuatro atracos a entidades sucursales, dos de ellos cometidos en Camas y otros dos en San Juan de Aznalfarache, el último, precisamente, el que tuvo lugar el pasado viernes en el Barrio Bajo de esta localidad y en el que se procedió a su detención tras el tiroteo con los policías locales. Estos cuatro robos habrían sido cometidos igualmente a mano armada, lo que corrobora la violencia y peligrosidad del detenido.

El amplio historial delictivo de Juan Marco G. J. recoge que su último arresto tuvo lugar en el año 2001, cuando fue detenido por un delito de homicidio cuya condena habría precisamente acabado de cumplir el 28 de abril de 2011, cuando abandonó el centro penitenciario de Huelva. De esta forma, llevaba más de un año sin ser nuevamente detenido, lo que no significa que en este periodo no hubiese vuelto a delinquir, a tenor de los diversos atracos cuya autoría ahora se le atribuyen.

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