La Fiscalía pide libertad vigilada para la madre del niño desaparecido de Morón
Será juzgada por un delito de homicidio imprudente, pero el Ministerio Público no solicita penas de prisión
El caso cumple cuatro años: "A mi hijo nadie lo busca"
El caso del niño desaparecido de Morón de la Frontera llegará el próximo mes de enero a juicio tras más de cuatro años de enigmas. Antonio David Barroso, de 14 años en el momento de los hechos y con una discapacidad que le hacía ser completamente dependiente, está desaparecido desde el 12 de septiembre de 2021, cuando hizo un viaje con su madre, Macarena Díaz, que se encontraba en ese momento sufriendo un brote psicótico de la enfermedad mental que padece, un trastorno bipolar grave. El juzgado de Morón que instruyó el asunto lo calificó como un homicidio imprudente, pues se cree que el menor murió en Morón poco antes del vaje. La madre asegura que se deshizo del cuerpo arrojándolo a un contenedor de basura en Madrid, pero no se ha hallado aún ningún indicio del paradero de los restos del adolescente, a pesar de que la Policía rastreó varios vertederos en busca de los mismos.
El juicio está fijado para el 9 de enero en un juzgado de lo Penal de Sevilla. La Fiscalía pedirá una medida de libertad vigilada para la madre, a la que considera responsable de la muerte de su hijo, pero le aplica la eximente completa por el trastorno mental que padece y no le pide penas de prisión. Dentro de esa libertad vigilada se aplicaría la obligación de seguir un tratamiento médico externo o de someterse a un control médico periódico. Igualmente, tampoco podría aproximarse a su hija menor de edad, salvo que lo haga bajo la supervisión de algún familiar o en un punto de encuentro designado. La Fiscalía pide también que se indemnice a Antonio Barroso, el padre del niño, en 110.662 euros.
La defensa de Macarena Díaz solicita la absolución de la misma al encontrarse en un brote de su enfermedad. La acusación particular, en cambio, considera que los hechos constituyen un delito de homicidio por omisión, pues la madre dejó de administrarle al niño su medicación prescrita, lo que agravó su enfermedad y pudo terminar provocándole la muerte. En su escrito de acusación, la familia paterna pide veinte años de cárcel para Macarena Díaz, pues le añade también la agravante de parentesco. Sin embargo, el caso se instruyó como homicidio imprudente y el juzgado de Morón pidió a la acusación particular que adaptara su petición a dicho delito, que se castiga en el Código Penal con penas de entre 1 y 4 años de cárcel. No hubo respuesta, por lo que aún se desconoce si se aceptará esta petición en la vista o no.
En su escrito, la Fiscalía hace un relato de lo que se cree que pudo ocurrirle a Antonio David Barroso, atendiendo a los hechos que se pueden comprobar. El menor nació el 8 de octubre de 2007. A los seis años se le diagnosticó una enfermedad epiléptica denominada síndrome de Lenox-Gastaut, para la cual fue medicado a partir de entonces. La madre, Macarena Díaz, padece un trastorno bipolar, del que se descompensa si deja de tomar la medicación, cosa que estaba haciendo desde unos meses antes. Faltó a dos citas médicas y su psiquiatra la visitó en su domicilio el 31 de agosto de 2021, doce días antes de la desaparición de su hijo.
Por otra parte, Macarena había comentado al neurólogo que atendía al niño desde principios de 2020 que estaba buscando una segunda opinión porque su hijo "evolucionaba poco". El médico le advirtió que si a Antonio David le faltaban algunos de los medicamentos prescritos, "los efectos adversos que podría tener la retirada de los fármacos en el menor supondrían más ataques epilépticos, convulsiones de mayor duración, sialorrea (babeo excesivo) y espumeración por la boca". Uno de los primeros efectos adversos podría ser la fiebre y el aumento de las convulsiones, que podrían desembocar en una dificultad para tragar. "La reiteración de los ataques epilépticos, unida a una dificultad para tragar, puede provocar el fallecimiento", apunta el escrito. El facultativo le indicó que, si aumentaban los ataques, debía acudir inmediatamente a urgencias.
"Macarena, haciendo caso omiso de estas advertencias y recomendaciones, comenzó a retirar la medicación que tenía prescrita su hijo y a suministrar complementos alimenticios en sustitución de los mismos". El día 8 de septiembre, cuatro antes de la desaparición, el menor sufrió una recaída y llegó a tener fiebre de 40 grados, "aumentando el número e intensidad de los ataques epilépticos". Sostiene la Fiscalía que la madre actuó "faltando a los deberes propios de su posición de garante y omitiendo el más elemental deber objetivo de cuidado, desoyendo las recomendaciones y advertencias de los facultativos". Optó por no llevar al niño al médico y lo medicó "con los fármacos que se le ocurrió, meramente paracetamol y apiretal", además de aplicarle paños húmedos para bajar la fiebre y a suministrarle agua en la boca con jeringuillas. A pesar de que el niño no mejoraba, y de que echaba "abundante espuma por la boca", no llamó en ningún momento a los servicios sanitarios.
Según el escrito de la Fiscalía, que se basa en un informe del Instituto de Medicina Legal (IML) de Sevilla, la muerte del niño pudo producirse entre las cinco y las seis de la tarde del domingo 12 de septiembre. Después, Macarena limpió "exhaustivamente la casa y arrojó a la basura una serie de enseres y ropa". Montó al niño en el vehículo en el que habitualmente lo trasladaban, una furgoneta Citroën Evasión, y se dirigió primero desde Morón hasta Cádiz, para luego regresar en dirección Sevilla y emprender el camino por la Ruta de la Plata hacia el norte. Pararon sobre las 17:30 horas en Miajadas (Cáceres). A las 21:30 llegaron a un hotel de Talavera de la Reina, donde Macarena fue atendida por un recepcionista que vio a una persona en una silla de ruedas aparentemente dormida.
Cuatro horas después, a las 0:30 horas del ya 13 de septiembre, Macarena se marchó del hotel, "también acompañada por su hijo en la silla de ruedas". A las 2:11 de ese mismo día, se dirige con el vehículo y el menor hasta las inmediaciones de la calle Pedro Piquer de Madrid, donde "tiene la intención de parar al lado de unos contenedores de basura pero decide continuar el camino". A continuación, coge la salida Aluche-Carabanchel y en la calle Illescas "encuentra varios contenedores de plástico junto a unos edificios rojos que quedan a la izquierda, al otro lado de la A-5". Es ahí donde la madre asegura que arrojó el cuerpo sin vida de Antonio David. No obstante, precisa la Fiscalía, a pesar de "la intensa búsqueda realizada en los vertederos de Pinto y Valdemingómez, donde se recibían los residuos procedentes de dichos contenedores, no se ha encontrado resto alguno del cuerpo del menor".
La siguiente ubicación precisa de Macarena es a las 7:30 horas del día 13. La mujer llega a una estación de servicio de la N-1, en el kilómetro 130, ya sin el niño. La empleada de la gasolinera se puso en contacto con el 112 y le pasó a Macarena el teléfono. Ella dijo que necesitaba un psiquiatra. A las 9:55 se personaron en el lugar los servicios sanitarios y una patrulla de la Guardia Civil de Prádena (Segovia), a la que Macarena le dice que ha arrojado a su hijo menor de edad y discapacitado a un contenedor a la entrada de Madrid. Fue trasladada a la unidad de Salud Mental del hospital de Segovia, donde permaneció ingresada hasta el 4 de octubre. Ese día pasó al Hospital de Valme, en Sevilla, del que fue dada de alta tras estabilización y ajuste de medicación el 28 de octubre de 2021.
Un informe forense hecho a Macarena tras sendos reconocimientos en noviembre y diciembre de ese año concluye que ésta presentaba "mermas muy importantes de sus capacidades tanto intelectivas como volitivas, debido a descompensación psicótica con actividad delirante autorreferencial, de perjuicio y mística que conducía a un juicio de realidad alterado". Esto, sostiene la Fiscalía, le impedía "conocer la realidad de la situación que estaba viviendo" y abolía su capacidad de raciocinio o cualquier crítica, y por tanto "su voluntad estaba igualmente afectada".
La defensa se basa en esta anulación de la capacidad mental de Macarena para pedir que se le aplique la eximente completa de cualquier culpabilidad. La familia del padre asegura que desconocía por completo esta enfermedad de la madre y se pregunta ahora por qué tenía la guarda y custodia del menor, si no estaba en condiciones para ejercerla. Igualmente, asegura en el escrito de acusación que Macarena "comenzó de manera consciente y sabedora del posible resultado que tendría este hecho", a retirar la medicación del niño, "omitiendo las más indispensables normas de prudencia en el cuidado del menor dada su posición de garante".
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