"De niño me decían Juan Pablo III"
Nació con un cáncer torácico y pasó sus primeros años de vida en la Unidad de Oncología Infantil del Virgen del Rocío · Ayer fue su gran día: cantó su primera misa en la iglesia de la que fue diácono
En 1993, Juan Pablo Domínguez Teba tenía ocho años. Fue con otros niños de Andex, de la Unidad de Oncología Infantil del Hospital Virgen del Rocío, a ver a Juan Pablo II en su visita a Sevilla. "De pequeño me decían Juan Pablo III", bromea ahora, como si aquello fuera una premonición de su destino y vocación.
Juan Pablo Domínguez cantó ayer su primera misa como presbítero en la parroquia Santa María de la Mesa de Utrera, en la que ha ejercido durante un año como diácono con un balance de "más de cincuenta bodas, más de cien bautizos. Entierros, unos diez". No fue una misa cualquiera. "Han salido adelante con muchas profesiones, pero cura es el primero", dice la doctora Ana Álvarez Silván, vicepresidenta de Andex, 34 años en la Unidad de Oncología a la que llegó Juan Pablo, que nació con un neuroblastoma torácico que lo familiarizó con la quimioterapia tan pronto como con los biberones y chupetes.
"No me considero un superhóeroe, en todo caso un superviviente", dice ahora feliz el mayor de ocho hermanos, porque sus padres, Antonio e Ildefonsa, "en el pueblo todos me conocen por Alfonsita", se pusieron en manos de Dios para aumentar su familia. "Mi caso puede servir para hacer ver que la esperanza es lo último que se pierde, que nunca hay que tirar la toalla antes de tiempo".
Ayer Utrera estaba revolucionada con esta misa de acción de gracias y de despedida de quien se ha ganado el cariño de sus feligreses. Su madre le trajo el alba, la estola y la casulla. Acudieron sus siete hermanos: Antonio Jesús (22 años), Elías (20, estudiante del Seminario), María Esperanza (19), Ana (17), Victoria (16), Israel (13) y Gloria (9).
La Palma del Condado, su pueblo natal, estaba muy bien representado en la ceremonia. Acudieron María Luisa Guardiola y la doctora Álvarez Silván para expresar la alegría que en Andex sienten por esta victoria frente al cáncer. "En estos años habrán salido adelante más de ochocientos niños", dice la doctora Álvarez.
Hasta los seis años, Juan Pablo estuvo sometiéndose a quimioterapia. A partir de entonces, empezaron las revisiones anuales y con 13 años empezó a despegar. "Mi madre me cuenta que había niños que morían en brazos de sus padres. Una gitana que se quedó ciega y murió me cogía porque se sentía mejor. Recuerdo vagamente a los niños en las camillas".
Se despide de quien ha sido el párroco titular, Diego Pérez Ojeda, un cura pilongo que después de escalas en Morón y Carmona volvió a su Utrera natal. Le sustituirá Francisco García, 33 años, procedente de una iglesia del barrio sevillano de Pío XII. Era el ambiente festivo de una boda. Con el coro del grupo Amistad dirigido por Manolo García. "El primero de la fila, porque el último está en Madrid", decía este hombre que durante cuarenta años trabajó en Galerías Preciados y fundó grupos locales como Los Cuervos y Los Puntos Negros en los tiempos del guateque. "A Juan Pablo le haremos una mezcla de música andaluza y sefardí, poco habitual pero nada solemne".
Juan Pablo cambia Utrera por una parroquia en Sevilla Este. Quedará en las imágenes que ayer grabó Jeromo Jiménez para la televisión local.
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