“Sevilla es una ciudad que da pocas oportunidades de crecer”

Eliseo Monsalvete | Médico y miembro de Iniciativa Sevilla abierta

Especializado en medicina deportiva, este doctor de origen onubense ha presidido durante diez años Iniciativa Sevilla Abierta, la veterana plataforma que aboga por una ciudad más abierta y moderna Luis Miguel Rufino: “Triana es una operación de marketing” Jacobo Cortines, poeta: “No aguanto la fealdad”

Eliseo Monsalvete.
Eliseo Monsalvete. / José Ángel García

Eliseo Monsalvete (Huelva, 1958) llega a la entrevista sonriente y perfectamente bronceado. Su noble calva en la era de los trasplantes capilares le da un aire romano, de estatua togada. Delgado y fibroso como un pastor, se mueve con una agilidad que delata el habitual ejercicio físico. Acaba de finalizar sus vacaciones en Punta Umbría, en la misma casa que ya veraneaba su padre, peculiar personaje con el que guarda algunos parecidos. Onubense de nacimiento, Monsalvete recaló en Sevilla en plena Transición para estudiar Medicina y, tras alguna estancia en el extranjero, decidió sentar sus reales en la ciudad. Doctor especializado en medicina deportiva y en las relaciones entre el ejercicio físico y la salud, es uno de esos ciudadanos comprometidos a los que les “duele Sevilla”. Prueba de ello es su militancia entusiasta en Iniciativa Sevilla Abierta (ISA), una veterana plataforma de la sociedad civil comprometida con la construcción de una ciudad más abierta, moderna y cosmopolita. Durante diez años, Monsalvete presidió esta asociación, a la que sigue vinculado.

Pregunta.–Recuerdo un Eliseo Monsalvete que era poeta y novelista... algo le tocará.

Respuesta.–Era mi padre, un personaje muy polifacético. Inventó un juego de mesa llamado Aje-Bol, que mezclaba el ajedrez y el fútbol. También era compositor, entre otros temas es autor de esa copla que dice “qué bonito es un fandango/ al amanecer del día/ en el silencio del campo/ cuando voy de cacería”.

P.–Un gran clásico de la copla etílica.

R.–Intentó hacer una antología del fandango de Huelva para que la cantara Rocío Jurado. Eran muy amigos. Recuerdo verla en nuestra casa de Punta Umbría.

P.–Un poeta rociero...

R.–Lo curioso es que fue un marxista prosoviético. Era un hombre de mucho orden. Pero viajó al Este con la Selección Española y empezó a evolucionar. Vio que aquello no era lo que se imaginaba, un mundo lleno de orden, educación, ciencia... Cambió.

P.–Pero usted no tiene pinta de ser muy rociero.

R.–Bueno... yo soy de Huelva y cuando no podía ir al Rocío lloraba. Al venirme a estudiar Medicina a Sevilla, con 17 años, viví el cambio de una dictadura a una democracia. Todo me parecía, nuevo, interesante, atractivo... Digamos que dejé atrás lo más tradicional, lo que más te une a tu pueblo...

Mi padre era prosoviético hasta que viajó al Este. Cuando conoció aquello, cambió

P.–Optó por lo cosmopolita frente a lo local.

R.–Exacto, pero le digo una cosa, hace poco me dijo una amiga que había hecho el camino con Jerez, por el Coto de Doñana, y me han dado ganas de apuntarme. Para mí Doñana es el paraíso y tengo muy buenos recuerdos del camino del Rocío.

P.–Algunos dicen que las cofradías y, en general, lo tradicional tiene un excesivo peso en Sevilla.

R.–Yo creo que sí. Las cofradías tienen aspectos muy interesantes y generan momentos de gran belleza en la ciudad. Pero a veces la importancia que se le da a las cofradías puede borrar otros fenómenos más contemporáneos. Las cofradías y las vanguardias pueden convivir perfectamente. En Iniciativa Sevilla Abierta (ISA) hemos tenido debates sobre este asunto en el que han participado gentes del mundo de las cofradías muy interesantes.

P.–Lo cierto es que los cofrades se han hecho modernos. No hay nada más que ver la cartelería.

R.–Sí, ahí están pintores como Manolo Cuervo...

P.–Y Luis Gordillo, Ricardo Cadenas, Javier Buzón... ¿Usted sigue siendo el presidente de ISA?

R.–No, lo dejé hace un año. Ahora es Juan Luis Pavón.

P.–El gran Pavón. Fue mi jefe en este periódico durante unos años.

R.–Es un hombre de una gran capacidad de trabajo y generosidad. Además, tiene un conocimiento exhaustivo sobre las cosas más novedosas.

P.–¿No se siente una cierta frustración? El debate de la modernización de Sevilla es el cuento de nunca acabar, a veces da la sensación de que es un bucle.

R.–Nosotros siempre hemos intentado organizar ciclos de debate en los que el rigor y la pluralidad de los participantes era lo más importante. Y eso nunca genera frustración. Creo que hemos puesto nuestro granito de arena para una Sevilla más moderna y abierta. Algunos representantes políticos han copiado nuestras iniciativas, fundamentalmente de Ciudadanos y el PSOE, y eso es algo más que positivo. Gracias a ISA he conocido la ciudad como nunca la hubiese conocido y, sobre todo, a gente con talento y generosidad.

Sevilla tiene que apostar por algo, arriesgarse aunque se equivoque

P.–La riqueza humana de Sevilla es impresionante, con gentes venidas de muchos rincones de España y el extranjero.

R.–Sí, pero uno de los principales problemas de la Sevilla actual es que no hay incremento de población. Ya no viene gente de fuera a cumplir sus objetivos, algo que le da a las ciudades una gran riqueza. Esto se debe, fundamentalmente, a un tema económico. Sevilla es una ciudad que da pocas posibilidades de crecer económica y profesionalmente. Los jóvenes se están marchando a ciudades mayores en los que es más fácil desarrollarse.

P.–¿Málaga nos ha ganado la partida?

R.–Málaga lo ha hecho estupendamente. Ha pasado de ser un lugar de veraneo para hooligans británicos a formar parte de la cartelera cultural de España. Ha tenido buenos políticos y, sobre todo, un buen alcalde.

P.–¿Qué le parece la política local sevillana?

R.–Muy aburrida. Los líderes políticos actuales no tienen capacidad para elaborar una respuesta propia a los problemas. No tienen independencia y están condicionados por sus partidos. Exceptuando a Soledad Becerril, los alcaldes han tenido poca talla. El alcalde actual, José Luis Sanz, no está acertando en casi nada. Lo acabamos de ver con los toldos. Y fíjese en cómo se cargaron el Festival de Cine Europeo... Había tenido éxito con muy poco dinero... Va a golpe de efectos, lanza muchas ideas, pero...

P.–El turismo masivo, ¿nos ha hecho más cosmopolitas o más catetos?

R.–Más catetos. Antes venía un turismo que permitía tener contacto con otros países e, incluso, aprender idiomas. En líneas generales, el actual es un turismo de consumo, más pendiente de hacerse una foto que de conocer los lugares. Es una industria que crea poco valor añadido, con un empleo de muy baja calidad. Además, está quitándole la identidad a la ciudad. Estamos perdiendo autenticidad. De vez en cuando bromeo con la idea de hacer una guía de los bares con los camareros vestido de blanco. Lo más grave es que estamos dejando a nuestros jóvenes con pocas posibilidades de lograr una vivienda. Ya hay gente que consigue becas pero no puede vivir en Sevilla porque no tiene dinero para la vivienda. Eso es muy grave.

P.–A qué ciudad le gustaría que se pareciese Sevilla.

R.–Ámsterdam una ciudad para vivir, pero reconozco que no tiene nada que ver con Sevilla. Barcelona me parece una ciudad con un toque más humano que Madrid. Se le da mucha importancia al espacio público.

P.–Sin embargo, muchos dicen que Madrid es una ciudad más acogedora que Barcelona.

R.–Eso es verdad. Me encanta Madrid. Sus gentes tienen una gran capacidad de ser agradables.

Los patinetes no están mal, es una movilidad no contaminante, pero deben tener limitaciones

P.–¿A Sevilla se la toman en serio la Junta y la Administración Central?

R.–Yo creo que no, fundamentalmente porque no tiene ningún peso económico...

P.–Somos la capital de Andalucía...

R.–Sí, pero no hay grupos de presión. Para que las ciudades funcionen hacen faltan grupos de presión.

P.–Si Eliseo Monsalvete se levantase mañana alcalde, ¿qué es lo primero que haría?

R.–No sé muy bien lo que haría, pero sí que me rodearía de gente con conocimiento. Sevilla no puede tener los barrios más pobres de España. Es algo que deberíamos solucionar inmediatamente. La ciudad tiene que apostar por algo, arriesgarse aunque se equivoque, pero nuestros políticos municipales no parece que estén en esa línea. Necesitamos gentes con nuevas ideas. El otro día escuché en la radio al alcalde de Pontevedra, no supe ni de que partido era, pero me pareció alguien con empuje, con ganas de hacer cosas. Aquí, no.

P.–¿Sevilla se está preparando bien para el calentamientoglobal?

R.–No. Es cierto que se están plantando mucho árboles, pero se han abandonado cosas fundamentales. Hace 10 años éramos una ciudad puntera en el uso de la bicicleta, sin embargo eso ya no es así.

P.–Ahora hay patinentes...

R.–Los patinetes no están mal. Es una forma de movilidad no contaminante y no tiene por qué ser enemigo de la bicicleta. Lo que pasa es que hay que ponerle limitaciones. Es cierto que es menos saludable que la bicicleta, un medio en el que tienes que hacer un esfuerzo y, por lo tanto, controla mucho más la velocidad.

P.–Ahora se habla mucho de Sevilla como ciudad de grandes eventos, pero no parece que deje unos beneficios muy repartidos en la ciudad. Además, los que los sufrimos somos los vecinos, desde las cumbres de la ONU hasta las finales de fútbol.

R.–Todo eso merece la pena si se crea una buena industria de eventos culturales y deportivos, con empleo de calidad. Yo he trabajado en eventos deportivos y puedo decir que la capacidad organizativa de la ciudad es buena, pero hablo de la administración. Lo deseable es que, paralelamente, se desarrolle una industria privada de eventos de calidad.

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