Real Betis

Academicismo y viveza firman tablas

  • Bartra abrió la emoción del derbi con su gol, mantuvo el estilo de Setién con su fútbol de alta escuela mientras pudo pero no evitó la irrupción mordiente y callejera de Ben Yedder

Ben Yedder, tras levantarse de su resbalón, se anticipa a Bartra en la jugada del 1-1, con Mandi y Pedro de testigos.

Ben Yedder, tras levantarse de su resbalón, se anticipa a Bartra en la jugada del 1-1, con Mandi y Pedro de testigos. / fotos: antonio pizarro

Hay muchas formas de entender el fútbol, muchísimas, y todas son lícitas si no sobrepasan los límites del reglamento. El cruce dialéctico de los entrenadores del Betis y del Sevilla respondió más al pique propio de un derbi que no necesitaba más condimentos que a la apología de estilos. A la hora de la verdad, en un partido de tal intensidad, la marrullería surge de forma natural por las propias pulsaciones. Y, en puridad, no se trasladó tanto desencuentro dialéctico al campo. En cambio, sí triunfaron dos jugadores que pueden responder a dos estilos contrapuestos e igual de válidos, Bartra y Ben Yedder.

El talento, el rendimiento y los estados de forma tumban los prejuicios. De un lado, Bartra fue el mariscal de campo de Setién en un inicio en el que el Betis se hizo con la pelota, con una posesión de salida de hasta dos minutos y pico, gracias a su circulación. Ante un Sevilla muy lejos de ese cuchillo entre los dientes que muchos, desde el prejuicio, les quieren poner a los equipos de Caparrós, el central bético aprovechó la pasividad en el repliegue y las malas basculaciones del rival con precisos cambios de orientación. Así socavó la escasa resistencia inicial del Sevilla, así provocó la falta de Sarabia, tras un pase diagonal formidable a Durmisi en el minuto 5: extraordinaria falta botada por Joaquín y cabezazo de Bartra. Tenía que ser él quien pusiera la guinda del gol a ese academicismo de alta escuela.

Enfrente, el Sevilla reaccionó, con empuje, presión adelantada, arriesgando pese a la escasez de fuerzas, cuando se vio por detrás y vio que la salida de Bartra, apoyado en Mandi como mejor escudero, no tenía la continuidad de la que presume Setién por el agujero en la medular que provocaba un alicaído Guardado. Lo vio el cántabro quitándolo al descanso para meter a Boudebouz y también vio Caparrós que, para morder de verdad a este Betis, le hacía falta algo más que academicismo. Ante la parsimonia errática de N'Zonzi, Banega o Nolito, Ben Yedder por el lesionado Mercado. Listeza y mordiente contra el marasmo bajo el incipiente calor de mayo.

Y el acierto fue total: en el minuto 57, Ben Yedder, aprovechando un buen balón de Nolito, no se rindió pese al resbalón junto a la cal y una carambola lo ayudó a colar el balón dentro, robándole la cartera a Bartra tras el rebote en Mandi. Se coló un ratón de negro -ay, el marketing- entre los baluartes verdiblancos.

Mientras el homólogo de Bartra en el Sevilla, Lenglet, le arrebataba en última instancia el 2-1 a Loren, Ben Yedder siguió socavando la seguridad de la zaga verdiblanca con sus movimientos, que a veces no entendieron sus compañeros. Hasta que sí lo logró con un taconazo de lujo en un córner sacado por Banega. Un gesto inesperado en el primer palo y de nuevo el ratón royendo los cimientos de la bien cimentada zaga bética. Kjaer hizo el gol en este tour de force de centrales y delanteros de forma inesperada.

Pero el jarro de agua fría para la afición bética en el minuto 79 aún tendría una respuesta en forma de listeza. Loren emuló a Ben Yedder, aprovechando el forzado despeje de David Soria a su remate, ganando a Kjaer, para hacer la igualada. Tablas y fiesta en el Villamarín, cada uno con su premio. Lo celebraron Bartra y Ben Yedder.

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