Partiendo de la cada día más escasa plataforma del conocimiento, un periodista, nada más y nada menos que un periodista, ha parido la segunda entrega de una obra de culto para los béticos. Para esos béticos auténticos que no se alegran cuando el Betis es derrotado, se entiende. Segunda parte de Historias del Betis para transitar por cimas y simas, tristezas y alegrías en la centenaria vida del Real Betis Balompié, casi nada.

Manolo Rodríguez, su autor, ha cabalgado a lomos del conocimiento para glosar vivencias de su club del alma, del que es tan erudito. Pasajes con Benito Villamarín de protagonista, ese presidente de presidentes que sacó al club de la indigencia en que sobrevivía tras haber saboreado las mieles del triunfo. O cómo hubo un día en que Luis del Sol dijo que ya estaba bueno lo bueno en una noche copera que le ponía colofón a una carrera simpar por todos los confines de la Tierra.

Aquel ascenso del 67 en Los Cármenes con el recordado Rogelio mandando a Ñito por tabaco y al Betis a Primera se une a la glosa de lo que Pepe Núñez significó para que el Betis recobrase su identidad en la noche más grande jamás contada. Aquel 25 de junio de 1977 en que Esnaola y el Betis fueron de la mano para que por Heliópolis volviese el gozo y cómo a Carriega le cabe el honor de haber sido el único entrenador con el que el Betis ganó dos veces en el Camp Nou.

Los dos adioses de Luis Aragonés, uno por una enfermedad que le agobiaba y la otra porque no aguantaba más a Lopera. Situaciones que van del alfa al omega en la vida del, por siempre y para siempre, Real Betis Balompié. Insisto en que se trata de una obra de culto, imprescindible para el bético de bien, ese que está a las maduras y también a las duras. Y lo mejor de todo, lo más clarificador, es que está narrado desde el conocimiento, de primera mano, como debe ser.