El Betis de Fekir se estrella en Marchesín (1-0)

Celta-Betis | La crónica

Los verdiblancos sufren su segunda derrota de la Liga en Vigo tras jugar con uno menos desde el minuto 19 por la roja a Luiz Felipe

La admirable reacción tras el descanso, con el francés y Canales al mando, se topa con el portero céltico

Álex Moreno pugna con Aidoo ante Sergio Canales.
Álex Moreno pugna con Aidoo ante Sergio Canales. / Salvador Sas (Efe)

El Betis encajó su segunda derrota de esta Liga en Balaídos, aunque viajará a Roma aún encaramado a la cuarta plaza, en zona de Liga de Campeones. El equipo esta vez vestido de naranja, y no se sabe muy bien por qué, pagó una confusa primera parte, especialmente en el centro de su defensa. Pudo corregirlo todo en la segunda, donde se hizo merecedor de al menos un empate que hubiera sabido muy dulce, ya que Luiz Felipe fue expulsado con roja directa en el minuto 19, diez después de que el joven Gabri Veiga sorprendiera desde lejos a Rui Silva.

El Betis autoritario, seguro de sí mismo y afilado volvió a comparecer tras el intermedio, coincidiendo con la vuelta de Nabil Fekir tras sus cuatro partidos oficiales varado por su lesión muscular. El francés y Sergio Canales agarraron el partido por las asas y no lo soltaron. Lo sacudieron con esas zurdas privilegiadas que atesoran. Pero el equipo no vio premiada su audacia y desempeño por la actuación de Agustín Marchesín, el veterano portero argentino que cambió Oporto por Vigo.

Hasta tres veces repelió el balón el guardameta argentino en la segunda parte para evitar el empate. La primera, en una gran jugada combinativa que nació en Rodri (se desplazó a la derecha con la entrada de Fekir al campo por un negado Luiz Henrique), siguió en el desdoblamiento de Martín Montoya y acabó en el centro del lateral atrás, desde la línea de fondo, para que Álex Moreno enganchara el esférico en el aire con un complicado derechazo que salió, eso sí, demasiado centrado (59’).

Luego, Marchesín volvió a sacar los brazos en un recio cabezazo de Willian José tras un saque de esquina desde la izquierda botado por Fekir como acostumbra, fuerte y donde hace daño (68’).

Y la tercera intervención del portero olívico, la mejor, sobrevino ya en e minuto 85, cuando Joaquín dibujó una de sus características incursiones hacia dentro, buscando el vértice del área en su conducción, y asistió a su izquierda a Aitor Ruibal, que minutos antes había relevado a Montoya. El catalán soltó un latigazo que se colaba arriba, pero Marchesín sacó otra vez un brazo fuerte que desvió el balón.

Nada hubiera podido hacer el guardameta en el posterior cabezazo cruzado de Pezzella en otro buen balón parado de Joaquín desde el costado derecho, pero el testarazo del argentino se marchó fuera por poco (87’).

Ahí se le terminó de ir el partido a un Betis que empezó minúsculo, arrugado, desconocido, y que acabó agigantado tras reencontrarse con sus mejores señas. Las tablas con los diez mandamientos las llevó a la hierba Nabil Fekir y los anaranjados las interpretaron de forma tan afinada, que primero convirtieron en una anécdota el hecho, crucial, de que jugaban con uno menos desde el minuto 19.

Y luego, ya con el cariz intimidatorio de Joaquín más Canales más Fekir, cualquiera que se sentara ante el televisor en ese cuarto final del partido, se convencería de que el equipo que actuaba con uno menos era el de celeste y blanco.

Paladear derrotas honrosas no es de equipos destinados a estar arriba ni Manuel Pellegrini va a suscribir esa lectura de equipos mediocres. Pero mejor caer así, con Balaídos festejándolo casi como una heroicidad cuando ellos fueron los que actuaron 70 minutos largos con uno más. Ese detalle enmarca el gran nivel actual de este Betis que, por supuesto, no es perfecto y bien que lo demostró en su decepcionante puesta en escena.

La glamurosa cita del próximo jueves ante la Roma en la Ciudad Eterna se unió al reciente viaje de Pezzella y Guido Rodríguez con la selección argentina para que Pellegrini se decidiera por tirar de Édgar y Paul para el equipo inicial. También dio descanso a Ruibal en el lateral derecho y dio más carrete a Montoya. Arriba, no se decidió por recuperar a Fekir de salida.

Y el Celta, aun sin su faro Iago Aspas, sentado en el banquillo, empezó a hacer mucho daño en los balones al gigante Larsen, un delantero engañoso, con calidad en controles y maniobras. En uno de ellos, Luiz Felipe erró gravemente y le dejó el camino expedito al noruego tras su control orientado con el pecho. Soto Grado amonestó con amarilla al brasileño, pero el canario Hernández Hernández lo convenció de que revisara la jugada en el monitor para expulsarlo.

La tarde se le terminó de torcer ahí al Betis, que ya empezó con el paso cambiado cuando el joven Gabri Veiga enganchó el tirazo lejano que no detectó Rui Silva. Fue en el minuto 9 y Borja Iglesias lo pudo enderezar todo tres después, en un regalo de Beltrán al ceder atrás de cabeza. El Panda cruzó bien, raso, con su zurda, pero Marchesín desvió con su pie izquierdo. Ahí empezó el portero su inspiradísima tarde para sostener a un Celta que menguó a medida que el Betis volvió a ser... el Betis.

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