Leganés-Betis | La crónica

Un sonámbulo en Butarque (3-0)

  • El Betis realiza un ejercicio de incomparecencia que En-Nesyri castiga con un triplete para la goleada del Leganés

  • Los verdiblancos repitieron la pobre imagen de Bilbao, Huesca o Getafe

Lainez trata de llevarse el balón ante la presión de los jugadores del Leganés.

Lainez trata de llevarse el balón ante la presión de los jugadores del Leganés. / Europa Press

Un sonámbulo vestido de verde se paseó por Butarque. El ejercicio de incomparecencia de un Betis desnortado y que jamás se metió en el partido fue castigado por En-Nesyri, que anotó un triplete en las múltiples ocasiones de las que dispuso el Leganés para sellar una dolorosa goleada. Ni los ocho cambios en la alineación inicial de Quique Setién sirvieron para que los verdiblancos ofrecieran en este Leganés-Betis una imagen de equipo intenso y con personalidad, lo mínimo que se le exigía. Desconectado, incapaz de superar la presión adelantada que ordenó Mauricio Pellegrino, el Betis fue un muñeco que recibió cada dentallada pepinera sin sacar un rastro de orgullo.

Los primeros 45 minutos ya fueron un suplicio para el Betis, en lo que sería un reflejo de lo que sucedería durante el partido. A los 10 segundos En-Nesyri dispuso de la primera llegada para un Leganés que pasó por encima de los verdiblancos. La apisonado pepinera acumuló ocasión tras ocasión, con una presión sobre la salida de pelota de los de Setién que les permitió recuperar numerosos balones en campo rival. El propio delantero marroquí, Óscar Rodríguez o Jonathan Silva dispusieron de oportunidades antes de que En-Nesyri, un quebradero de cabeza para la zaga verdiblanca, adelantase a los locales.

Primero, William Carvalho regaló un saque de esquina al medir mal un despeje. Luego, la zaga verdiblanca dejó solo al exdelantero del Málaga, que tuvo tiempo de controlar antes de ejecutar un remate defectuoso que se coló en la portería de Pau López tras tocar en las piernas de Barragán. 

El gol en contra tampoco despertó al Betis. Sólo Lo Celso trataba de rebasar líneas con acierto, pero el argentino no encontró socios. Ausentes Canales y Joaquín, ni Kapotum ni Jesé se ofrecían para combinar por dentro, ese juego habitual de los heliopolitanos, que no encontraban la manera de superar la maraña pepinera. Apenas un disparo del atacante canario, que paró sin problemas Cuéllar, contabilizó el Betis en un primer tiempo para el olvido.

El castigo aún sería mayor. En otra acción tras pérdida verdiblanca, en este caso de Barragán, Óscar Rodríguez desbordó por el ala izquierda para ponérsela perfecta al desmarque de En-Nesyri, que en el corazón del área le robó la cartera a Francis para superar a Pau López con un toque con el interior de su pie derecho. 

El 2-0 que reflejaba el marcador al descanso hacía justicia a lo expuesto en el verde. Hasta diez llegadas de gol acumularon los locales en 45 minutos ante un Betis que deambuló por Butarque, sin encontrarse nunca cómodo en el partido.

Nada cambió tras el paso por la caseta. Setién movió piezas con la entrada del joven Diego Lainez por Feddal, pero más allá de los arabescos del mexicano, el Betis siguió sin pisar el área de Cuéllar. Como ocurriera en la primera parte, en el primer minuto tras la reanudación, Braithwaite ya dispuso de una ocasión. Los once que vestían de verde continuaban zombis, sin despertar de esa pesadilla de mediodía en Butarque. El obligado paso adelante para intentar meterse en el partido sólo empeoró las cosas. La enésima pérdida de pelota facilitó el contragolpe del Leganés, que apenas necesitó un pase profundo del danés hacia En-Nesyri para que éste se fuera por piernas de Barragán y anotase el tercero con un disparo con la zurda desde la frontal, al que tampoco supo responder Pau López.

Quedaba 24 minutos más lo que prolongase Alberola Rojas, pero bien que el árbitro se los podría haber ahorrado. La fiesta en Butarque era completa, con el público entregado a los suyos e incluso haciendo una ola que no se recordaba en ese estadio. Para los verdiblancos el castigo fue mayor con la expulsión de Javi García, tras una dura entrada del murciano, quizá en un acto de desesperación tras la debacle heliopolitana.

Los atenuantes aparecerán en forma de ese carrusel de partidos al que obliga haberse colado en las semifinales de la Copa del Rey o seguir con vida en la Liga Europa. También se apuntará a esa escasa aportación de los refuerzos invernales, que, por ahora, tampoco han supuesto ese salto de calidad que se esperaba para la recta final del campeonato. La realidad es que el Betis de Setién repitió la imagen ofrecida en San Mamés, El Alcoraz o el Coliseum Alfonso Pérez, en tres de esas derrotas con síntomas muy similares al de Butarque y que no sirvieron para aprender de esas experiencias. El Betis fue un sonámbulo y ni siquiera el triplete de En-Nesyri lo despertó de ese mediodía de pesadilla.

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