Betis - Rayo

Heliópolis quiere fiesta 45 años después

Pellegrini, junto a Alexis, rodeado de sus jugadores en el entrenamiento de ayer.

Pellegrini, junto a Alexis, rodeado de sus jugadores en el entrenamiento de ayer. / Juan Carlos Vázquez

Noche para la historia en Heliópolis. Casi 45 años después, el Betis buscará su pase a una final de la Copa del Rey ante su gente, con un Benito Villamarín casi repleto y con ganas de fiesta. Nadie quiere confianzas, el primero un Manuel Pellegrini que ha mimado a sus jugadores para llegar con su once de gala ante esta cita con el Rayo Vallecano. Pero los condicionantes, y también los méritos adquiridos tras el duelo de ida en Vallecas (1-2), otorgan a los béticos el rol de favoritos, una cuestión que deberá ser manejada con acierto.

Nadie quiere perderse el partido y tanto Fekir como Canales recibieron luz verde. El francés, entre algodones tras la dura entrada de Acuña, sonrió el lunes, cuando comprobó que las molestias no iban a pasar a mayores y ayer ya se ejercitó con sus compañeros; el cántabro, por su parte, tiene una motivación especial con la Copa, después de la espinita que se le quedó el pasado año. Son los dos líderes del equipo verdiblanco, a los que se suma William Carvalho cuando el Betis luce con la pelota, como ya demostrase en Vallecas con un gol que pasó a la historia de la competición por su belleza.

Alineaciones probables Alineaciones probables

Alineaciones probables / Elaboración propia: Dpto. de Infografía

La calidad y experiencia de los tres jugadores, internacionales y curtidos en mil batallas, serán esenciales para que el Betis marque territorio desde la puesta en escena. Ni ante el Zenit ni en el derbi, en las dos últimas apariciones competitivas, los verdiblancos llevaron el peso del juego, un aspecto que será esencial para evitar complicaciones ante un Rayo de Andoni Iraola que ya ha demostrado que le funciona el instinto de supervivencia.

Fekir y Sabaly bromean en el entrenamiento de ayer. Fekir y Sabaly bromean en el entrenamiento de ayer.

Fekir y Sabaly bromean en el entrenamiento de ayer. / Juan Carlos Vázquez

El recuerdo de la promoción de ascenso ha sido evocado en el vestuario rayista como elemento para creer en sus posibilidades. Entonces, los de Iraola aguaron la fiesta del Girona, al que vencieron en Montilivi en el partido de vuelta de la final (0-2), al que habían llegado como víctimas tras caer en Vallecas (1-2). Ahora la competición y los rivales son distintos, pero esa demostración es un aviso de ese carácter competitivo que el técnico vasco ha inculcado en un equipo que mantiene la base del ascenso.

Pero el Betis no quiere detenerse demasiado en el rival. Una de las claves del excelente rendimiento en las tres competiciones ha pasado por mantener siempre una identidad, más allá de las cualidades del contrincante. La renta obtenida en la ida, además, debe servir para atemperar los nervios propios de un duelo a las puertas de la deseada final y esta vez con el Benito Villamarín como escenario.

Tanto en 2005, con aquella vibrante tanda de penaltis culminada por Luis Fernández en el viejo San Mamés, como en 1997, cuando el gol de Alexis Trujillo certificó el pase en Balaídos, los heliopolitanos sellaron su billete para la final como visitantes. Hay que remontarse al 18 de junio de 1977 para rememorar una noche de éxtasis en Heliópolis, cuando los goles de Biosca, uno en la recta del final del partido que lo envió a la prórroga, y otro ya en el tiempo suplementario, superaron al Espanyol y metieron al Betis en la final copera 46 años después. Hoy, como en aquella noche para la historia, el Betis dispondrá del aliento de más de 50.000 béticos, un aspecto que también servirá de estímulo para insuflar esa dosis extra de energía cuando flaqueen las fuerzas.

Precisamente, el extenuante calendario de partidos del Betis, el único club que se mantiene aún en las tres competiciones, ha rebajado el depósito de la gasolina, o al menos así se ha vislumbrado en los últimos partidos. Los verdiblancos rebajaron su ritmo de juego ante Mallorca –victoria en casa (2-1), Zenit –empate que sirvió para clasificarse (0-0)– y derbi –derrota como visitante (2-1)–, pero la trascendencia del duelo de esta noche debe acercar la intensidad a la de los mejores días.

Joaquín dialoga con Rui Silva junto a William y Paul. Joaquín dialoga con Rui Silva junto a William y Paul.

Joaquín dialoga con Rui Silva junto a William y Paul. / Juan Carlos Vázquez

Para ello Pellegrini contará con su once de gala. Anunciado Claudio Bravo en la portería, en un refuerzo al veterano meta tras su gris reaparición en el derbi, el técnico tiene a su disposición a todos los elementos que han sido fundamentales en la temporada. A la espera de las decisiones finales, sobre todo en lo que al centro de la zaga se refiere o al delantero elegido para la ocasión, Pellegrini contará con Álex Moreno, Guido, William Carvalho, Canales, Fekir y el goleador Juanmi, más el siempre valorado comodín de Joaquín, la base que ha sustentado el excelente rendimiento colectivo.

También el Rayo contará con sus mejores hombres, a excepción de Falcao –ahora secundario en el equipo–, aunque Iraola ha escondido sus cartas. "Seguro que tiene algo preparado", desveló Mario Suárez, que apunta al centro de la zaga junto a Catena. Comesaña, Isi o Álvaro García estarán en el césped del Villamarín, con la duda del dueño de la portería, después de que Luca Zidane haya sido el elegido en los últimos encuentros.

La final del 23 de abril en La Cartuja aguarda a su segundo candidato y el Betis quiere apuntar su nombre en los carteles de la gran cita del fútbol español. Sin el calor de junio pero con la misma pasión de sus aficionados, Pellegrini y su ejército quieren cerrar otra noche de éxtasis 45 años después. Háganle caso a los suyos y que el cántico de la temporada retumbe hoy en el Benito Villamarín...

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