Osasuna - Betis | La crónica

El Betis contragolpea ante el fatalismo (0-2)

  • Dos primorosas jugadas resueltas por Borja Iglesias y Miranda, éste ya en el añadido, premian el trabajo colectivo de los verdiblancos en la desapacible tarde pamplonesa

  • Ruibal y Fekir, claves en la acción del 0-1

  • Resumen y vídeo del partido

Varios jugadores verdiblancos celebran el segundo y definitivo gol en Pamplona.

Varios jugadores verdiblancos celebran el segundo y definitivo gol en Pamplona. / Jesús Diges (Efe)

Un primoroso contragolpe en el minuto 75, gestado por Borja Iglesias, Aitor Ruibal, Fekir y resuelto por el primero a puerta vacía, espantó de un plumazo el peligroso fatalismo que se estaba apoderando del Real Betis Balompié, golpeado a goles en sus últimos partidos y en una caída libre que lo llevó a asomarse al balcón de la zona más caliente de la tabla justo antes de afrontar la siempre incómoda visita a Pamplona. Borja marcó a puerta vacía y siete minutos después Manuel Pellegrini sacaba al campo a Joaquín y Miranda, quienes abrocharon la importantísima victoria en otro brillante y fulgurante ataque. El jovencísimo lateral era el rostro de la felicidad cuando el partido acabó dos minutos después de que se anticipara al defensor para desviar a la red el balón, cargado de veneno, que envió raso Joaquín desde su rincón predilecto.

El peso de la victoria en la fría y desapacible tarde pamplonesa lo refleja que, del riesgo de caer a un solo punto del descenso en caso de derrota, los béticos han pasado a situarse a un solo punto de los puestos europeos.

El aldabonazo lo dio el Betis, además, en un partido de pierna dura, de mucha fricción, que exigía lo que sus aficionados tanto echaron de menos en las aparatosas derrotas de Getafe o Bilbao: la intensidad plena, el manejo de las situaciones ingratas de este tipo de partidos, la solidaridad, la gallardía, la firmeza del carácter. Todo eso, al fin, afloró en los que vestían esta vez la extraña equipación gris que se inspira en el río Baetis. Sí, esta vez los béticos jugaron como coriáceos legionarios romanos. Se pertrecharon y supieron clavar sus lanzas en dos momentos oportunísimos.

Osasuna es Osasuna. No engañó jamás a nadie. Su juego lo conocen todos y el primero Pellegrini, que prescindió de Joaquín y Tello para tratar de darle más físico y oficio al equipo en la zona ancha con Aitor Ruibal en la derecha y Andrés Guardado algo desplazado a la izquierda. Ambos se fajaron, el chaval con el ímpetu y el hambre de sus ganas de triunfar y el mexicano con su carácter y sus tablas. Ayudaron a conformar un Betis al menos más sólido y correoso que el pusilánime y quebradizo de las últimas jornadas ante Barcelona, Athletic o Eibar. William Carvalho y Guido se sintieron más arropados y los pasillos interiores hasta la zaga verdiblanca fueron por fin lo angostos que desea el Ingeniero.

Tampoco es que Osasuna cuente con talento y calidad en la sala de máquinas para tejer juego por dentro. Brasanac y Moncayola tienen muy claro el molde que saca Arrasate, el balón largo a los dos rústicos puntas, Enric Gallego y Budimir, y la prolongación para que Roberto Torres y Rubén García, sin duda los hombres con mejor toque en ausencia de Jony, sirvieran luego buenos centros al corazón del área.

Esa elemental propuesta de los rojillos sólo amenazó con el gol una vez en la primera parte, en una pelota larga que prolongó Budimir a la izquierda para que Rubén García asistiera por abajo a Enric Gallego. El punta eligió mal y chutó con la izquierda tal como le vino el cuero, en posición forzada y sin ángulo. La pelota se estrelló en el lateral de la red (25’).

Antes, en el minuto 13, Budimir aprovechó un centro de Roberto Torres desde la derecha para controlar y marcar desde cerca, pero el VAR confirmó que estaba en posición antirreglamentaria por poco. En esas dos acciones se concentró el peligro osasunista en la primera mitad.

Más visos de gol llevó el primer acercamiento de los béticos, a los dos minutos de juego. Fekir encaró al último defensor desde el carril del ocho, pisó el área, recortó a su izquierda para soltar su zurda y lo hizo, pero Sergio Herrera se lanzó rápido y sin dudas abajo para rechazar la pelota.

Cuando el partido se fue asentando, se pudo ver a un Fekir más dinámico y participativo que en sus últimas actuaciones. Con Ruibal más pegado a la cal –la segunda acción más peligrosa de la primera parte llevó su firma, un muy intencionado centro raso que se paseó por todo el área pequeña de los rojillos–, el francés se manejó más por dentro, atendiendo a su instinto. No obstante, el blindaje del centro del campo que ordenó Pellegrini atemperó los riesgos arriba: no es lo mismo tener a Tello que a Guardado en la siniestra, ni a William Carvalho –sigue sin proyectarse– que a Canales por dentro.

Mientras William apoyaba a Guido para evitar sustos, los centrales, Bartra y Víctor Ruiz, le ganaban casi todas las batallas aéreas a Budimir, Enric Gallego y luego Calleri. Hasta Emerson y Álex Moreno –providencial al alargar la punta de su bota ante Budimir a los cinco minutos– anduvieron más atentos para cerrar en su área. Joel Robles no tuvo que hacer una parada.Bajo esa dinámica de partido físico, segundas jugadas y barullo en un terreno pesado por la lluvia,

Osasuna quiso acogotar a los béticos en el arreón final, pero en su paso adelante no contaban con la agudeza de Ruibal, Fekir y de Borja Iglesias, sustituto de Loren en el minuto 72. Tres después, el Betis volvió a responder en su área a un centro comprometido desde la derecha, Borja la abrió de espaldas a Ruibal, éste a la izquierda a Fekir y el francés lo habilitó, ya en el área, con un sutil pase al espacio. Ruibal pudo chutar, pero era mucho más seguro, y lúcido, ceder a su derecha un balón manso de gol. Gol de Borja. Golazo del Betis para derrotar al fatalismo a la contra.

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