La crónica del Mallorca - Betis

El Betis pasa de la solvencia a aprovechar el aire de popa (1-2)

  • Los verdiblancos ya tienen seis puntos de seis posibles en su casillero clasificatorio gracias a dos penaltis transformados por Borja Iglesias ante el Mallorca

  • El equipo de Pellegrini mostró una imagen solvente en la primera mitad, pero tras el gol de Muriqi sufrió demasiado 

  • Las mejores imágenes del partido

Borja Iglesias celebra la transformación del segundo penalti.

Borja Iglesias celebra la transformación del segundo penalti. / Cati Cladera (Efe)

Tres puntos más para el Betis para totalizar seis en su casillero en este complicado arranque del curso por las cuestiones más alejadas del terreno de juego a la hora de inscribir a los futbolistas en LaLiga. Pero en la Liga, la competición, no la patronal de los clubes, existe una clasificación y ésta jamás miente, el cuadro de Manuel Pellegrini tiene sumados todo el botín por el que ha peleado hasta el momento. En este segundo triunfo, ante el Mallorca, tuvo dos partes diferenciadas, pues en la primera realizó un ejercicio de solvencia, de superioridad sobre el rival y en la segunda se aprovechó de que el viento sopla de popa para una nave exitosa, cada vez más acostumbrada a ganar de diferentes maneras.

Bajo el prisma de un resultadista empedernido, como quien suscribe, es evidente que la tropa de Manuel Pellegrini superó las dificultades previas para hacer más cosas bien que mal, porque de otra forma no se gana un partido de fútbol y en el acta del horrible González Fuertes ya figura un inamovible uno a dos a favor de los visitantes y así quedará registrado eternamente en la Real Federación Española de Fútbol.

Dicho lo dicho, esta segunda victoria de los verdiblancos en la Liga iba a carecer de la brillantez de otras tardes y también se produjo a través de dos fases perfectamente diferenciadas. En la primera, se dio un ejercicio de pura solvencia desde que se adelantara en el marcador en el minuto 9 gracias a un penalti que le había regalado el argentino Battaglia. Borja Iglesias lo transformó con seguridad, le dio las gracias al rival y a partir de ahí todos los hombres de Pellegrini se dedicaron a controlar el juego.

Al Betis le da igual, o lo parecía porque lo mismo está claro que no es, llegar a estos partidos de agosto, cuando los refrescos son más necesarios ante las cargas físicas de todos los futbolistas, con apenas 17 futbolistas, entre los que, por ejemplo, no estaba un señor apellidado Canales. Además del portero suplente, sólo uno se puede quedar sin entrar en el juego si se utilizan las cinco sustituciones reglamentarias. Pellegrini no llegó a hacer uso de esas cinco permutas, entre otras cosas porque tampoco había que zamarrear el árbol cuando más sufrían los suyos.

En esa primera fase llamaba la atención la superioridad con la que ganaban los béticos, la sensación de gran equipo que transmitían. Pellegrini había repetido once inicial, entre otras cosas porque tampoco tiene mucho para hacer movimientos, pero es igualmente verdad que el rendimiento frente al Elche merecía esa apuesta por la continuidad. Y no pareció en el arranque fuera a ser fácil, ni muchísimo menos.

Apenas 16 segundos de juego se habían consumido y el omnipresente, y horrible, González Fuertes sacaba las pistolas a pasear. Tarjeta amarilla a William Carvalho por un pisotón de los que muchas veces, demasiadas, gozan de total impunidad por parte del estamento de jueces del fútbol. Mala cosa lo de recibir una tarjeta tan pronto, pero lo que sí era ya seguro es que la mecha estaba encendida para cualquier polémica.

Pudo haberla de no haber mediado el VAR cuando en el minuto 5, Juanmi hacía un control en el área visitante y Battaglia se llevaba la pelota con la mano y con el brazo abierto. La cara del medio centro argentino del Mallorca lo delataba, pero González Fuertes, incomprensiblemente, no había visto nada y no lo sancionó. Tuvieron que transcurrir dos o tres minutos de toques varios para que Jaime Latre le indicara desde la sala VOR que aquello era más que punible.

Penalti a favor del Betis, por tanto, minuto 9 y Borja Iglesias lo transformaba con mucha calidad, al centro, fácil. Los verdiblancos se habían puesto por delante bien temprano y eso contra un equipo como el Mallorca, que lo basa todo en su defensa, ya es recorrer un buen trecho hacia el triunfo.

El dominio del Betis parecía garantizarle un camino tranquilo, pero eso, en Primera División, es casi imposible y así iba a quedar en evidencia en la segunda fase de este análisis. Tras el intermedio, la primera llegada balear pilló a Édgar con el dedo en la nariz y eso provocó un cambio en la tendencia del juego. Muriqi cabeceó a placer dentro del área bética y el partido iba a embarullarse bastante desde ahí.

Pezzella se enzarza con el central mallorquinista Raíllo. Pezzella se enzarza con el central mallorquinista Raíllo.

Pezzella se enzarza con el central mallorquinista Raíllo. / Cati Cladera (Efe)

El Betis, eso sí, dio un paso adelante y fue a buscar el triunfo, salió más de verdad en un par de acciones por parte de Álex Moreno y de un Fekir que había tenido algunas opciones en la primera mitad. No hay más que ver cómo el francés veía una absurda, e injusta, tarjeta amarilla por quitarle un balón a un rival para sacar una falta con celeridad. Los béticos querían los tres puntos y lo iban a hallar en una acción para la polémica por parte de González Fuertes, quién si no.

El asturiano sí sopló también por la popa de la nave verdiblanca y vio penalti en un derribo de Battaglia a Fekir. Segunda transformación por parte de Borja Iglesias y un gol que ya sería definitivo a pesar de los sufrimientos al final. El Betis se escapó vivo en un saque de falta al larguero de Kang In Lee y en la posterior parada de Rui Silva, que para eso le pagan y está ahí, a Jaume Costa. El Mallorca apretaba, los béticos se protegían y al final tres puntos más a la buchaca. Así es este juego, a los buenos equipos suele soplarle el viento de popa en los momentos de dificultad y está claro que Pellegrini, a pesar de todos los pesares, sigue sacándole todo el jugo a los suyos. Hasta cuando están menos brillantes, el Betis gana y gana. De momento, dos de dos, datos objetivos.

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