La crónica del Ferencvaros-Betis

El Betis hace bueno el más vale tarde que nunca (1-3)

  • Los verdiblancos rubrican en el tramo final su tremenda superioridad sobre un Ferencvaros que había aprovechado un error de Pezzella para empatar

  • Un autogol de Wingo y el remate postrero de Tello sellan un triunfo que comenzó a fraguar el derechazo de Fekir

Fekir empalma el balón con la derecha para marcar el cero a uno en Budapest.

Fekir empalma el balón con la derecha para marcar el cero a uno en Budapest. / Tamas Kovacs | Efe

Victoria cómoda para el Betis en su visita a Budapest. Los verdiblancos tuvieron que tirar de paciencia para que las diferencias entre unos y otros se reflejaran en el marcador y ni siquiera tuvieron que acumular muchos méritos para ello, más allá de la seriedad defensiva tras el regalo de Pezzella. La fruta tenía que caer por madura y bastó con aguardar para que el norteamericano Wingo se encargara de ejercer de goleador verdiblanco, aunque en esta ocasión de los que vestían todo de azul. El cuadro heliopolitano, encima, le puso un broche final al marcador con el tanto de Tello para que todo se ajustara aún más a la realidad, a esas tremendas distancias entre este Betis y el Ferencvaros de la actualidad.

Tan distintas eran las magnitudes a la hora de calibrar a uno y otro equipo que Manuel Pellegrini no tuvo ningún rubor para lanzar el mensaje inicial con la alineación. El chileno aprovechó estas diferencias entre ambas plantillas para darle minutos a todos sus futbolistas en esa política de rotaciones que ha implantado con total fiabilidad. Nada menos que nueve novedades respecto al equipo que afrontara el choque contra el Getafe, lo que ya daba idea de la preocupación del chileno respecto al potencial de este Ferencvaros.

El fútbol, sin embargo, puede llegar a ser caprichoso y no siempre se refleja sobre el verde, el césped en un partido con tanto color esperanza por parte y parte, las distancias que existen entre unos futbolistas y otros. Porque para percatarse de la diferencia entre este Betis B, reforzado por algunos titulares, sobre todo por Fekir, y con la presencia de otros que pueden serlo también, como Rui Silva, Álex Moreno, Rodri, Guardado o el propio Borja Iglesias, y el Ferencvaros sólo había que esperar a que echara a rodar el esférico.

Los béticos no iban a tener ningún problema para lanzar el mensaje de su mando en todas las situaciones. Todo lo contrario que el voluntarioso campeón húngaro, que concedía dos saques de esquina en el arranque impropios del fútbol al más alto nivel nada más que se sentían agobiados con la presión de la escuadra heliopolitana.

Así, bien prontito, llegaría el primer golpe por parte del Betis. Una apertura de Guardado para Rodri, el pase de éste para la llegada de Fekir y el francés se encuentra con la colaboración especial de los zagueros para levantarse el balón y pegar un zambombazo de empalme con su derecha imposible para Dibusz. Los béticos estaban bien pronto por delante y todo lo que podía venir después debía ser bueno.

La sentencia estuvo a punto de llegar en un cabezazo de Guardado en solitario en un córner que obligó a lucirse a Dibusz. Paradójicamente, a partir de ahí se abre un paréntesis para que los húngaros lleguen a soñar siquiera con el triunfo. Primero con un cabezazo a bocajarro de Ryan Mmaee en un centro perfecto de Civic y después con un regalo increíble de Pezzella. Claro, eso lo aprovecha hasta este Ferencvaros tan corto en sus argumentos y Uzuni le dio las gracias al argentino para que todo se quedara como comenzó al intermedio.

Esa situación, probablemente, no figuraría en el guión de la película que se preveía en el Groupama Arena de Budapest. No era normal que el Ferencvaros llegara a igualar siquiera, pero ante el error de Pezzella, pues la única obligación posible era volver a apretar en el segundo acto. Pero entonces el Betis no llegó a imponerse, incluso el Ferencvaros se acercó más de lo aconsejable hasta Rui Silva, aunque sin el menor peligro casi nunca, para que no haya inducción al engaño.

Pellegrini debió otear las dificultades en el horizonte y poco antes de la hora de juego ya decidió que ya estaba bien de correr el peligro de algo más serio. Guido Rodríguez, Willian José y Tello ingresan en la cancha para que salga Paul, amenazado por su tarjeta amarilla y por el hecho de no saber controlar su ímpetu, Borja Iglesias, que había peleado siempre pero con escasa peligrosidad para el adversario, y un Joaquín que refunfuñaba en su salida, aunque tampoco había hecho mucho para hacerse acreedor a muchos más minutos.

El encargado de provocar la acción-reacción en este Betis debió pensar que la fruta debía caer por madura, pero que era mejor zamarrear el árbol para que esa situación se produjese. Los béticos comenzaron acercarse. Un cabezazo de Bartra (58’), una opción que le deja Willian José a Guardado (61’), aunque a su pierna derecha, y un par de incursiones de Álex Moreno por su costado para hacer sufrir al Ferencvaros.

Hasta que llegó ese lanzamiento desde el córner de Fekir para que lo peleara Pezzella para tratar de rematar. No lo hizo el argentino, pero sí el norteamericano Wingo, que la metió en su portería con el pecho. El Betis había allanado definitivamente el camino y ya apenas iba a sufrir en lo que restaba más allá de otro cabezazo alto de Ryan Mmaee.

Tello se encargaría de reivindicarse, una vez más, con una definición perfecta en el uno a tres justo antes de que sonaran los tres pitidos finales. El Betis había plasmado en el marcador su tremenda superioridad y eso, lógicamente, es la mejor noticia. La escuadra de Pellegrini gana, gana y vuelve a ganar en esta otra competición que parece que decidirá su clasificación directa en una eliminatoria entre el Bayer Leverkusen y el Betis. Como estaba previsto desde el sorteo y mucho mejor así, pues quiere decir que los béticos están dando los pasos adecuados sin complicarse la existencia.

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