La crónica del Betis - Real Sociedad

Decían que la Real era una alternativa a la Liga..., ¿y el Betis? (4-0)

  • El cuadro de Pellegrini pasa por encima de un rival que hace nada encabezaba la competición española

  • El Benito Villamarín gozó de una nueva fiesta con otra goleada

Álex Moreno celebra uno de sus goles junto a Fekir.

Álex Moreno celebra uno de sus goles junto a Fekir. / Antonio Pizarro

El Betis vive en el nirvana y tiene razones sobradas para ello. Es el equipo que juega más divertido de toda la Liga española y encima acompaña esa cualidad con la más indispensable de todas, gana, fundamental, y encima golea a todos los rivales que se les van poniendo por delante. Se va, pues, de la apreciación subjetiva a la objetiva y para corroborar esta última llega el más fundamental de todos los asertos. No hay más que ver el acta arbitral con la firma del murciano Sánchez Martínez. En el equipo local ponía Real Betis Balompié y a su lado figuraba un 4 por los goles anotados; en el visitante estaba la Real Sociedad Club de Fútbol y junto a él se colocaba un 0.

Así es, la fiesta en el Benito Villamarín estaba más que justificada, los suyos habían pasado por encima de un adversario que no ha mucho, un mes si acaso, era considerado como uno de los más serios aspirantes a pelear la Liga con el Real Madrid y con todos los equipos que están por arriba. Pero el Betis lo avasalló, sobre todo en la segunda mitad, y provocó el delirio de todos los suyos, que se frotan una y otra vez los ojos para creerse que esta escuadra tan bien llevada por Manuel Pellegrini es una máquina digna de haber sido creada por el jefe de los ingenieros de la escudería Red Bull.

El chileno tal vez no sea tan bueno en la profesión que estudió en las aulas universitarias, pero sí se ha convertido en un gurú en el banquillo del Benito Villamarín. Ha conseguido que este Betis se transforme en un delicioso generador de fútbol. Da gusto verlo con el balón en los pies y salir todos sus futbolistas despavoridos en busca de la portería rival, con aproximaciones de muchos elementos, casi siempre en superioridad numérica, y con un vértigo absoluto. Y encima a todo eso le añade mucha calidad para hacer que sus contrarios lleguen a parecer pequeños incluso, que sean incapaces de protegerse ante semejante avalancha.

Pero ahí surge la principal de las virtudes, el objeto del cambio que más llama la atención a la hora de emitir juicios de valor sobre este Betis tan deslumbrante. El mayor cambio no está en el ataque, que al fin y al cabo se sigue asemejando al estilo con el que lo hace el Liverpool de Jürgen Klopp, por mucho que algunos no sepan entender la comparación en lo referente a la manera de llegar a la portería contraria muy rápido y con infinidad de opciones de pases para los remates finales; la gran diferencia actual está en la manera de defender, de protegerse también, lo que hace a esta máquina de Pellegrini mucho más fiable y completa en su concepción global.

No hay más que ver este duelo contra la Real Sociedad. Los béticos, después del regalo de Álex Remiro, supieron jugar con el marcador a su favor durante toda la primera mitad. Es cierto que Portu fue capaz de desbordarlos más de una vez, faltaría más, pero precisamente en una de sus llegadas fue Bartra quien impidió el empate con una estirada impresionante para taparle el disparo. Otras veces le tocó a Rui Silva, pero es que los porteros están precisamente para eso, para proteger las redes propias e impedir que quienes están enfrente sean capaces de poner la pelotita dentro de la jaula.

Por ahí se vio la gran mejoría y por ahí llegó el Betis indemne al intermedio para luego destrozar a la Real Sociedad. ¿La razón? Un par de ellas que cuando se conjuntan son letales para los contrincantes. La calidad y la velocidad, que se juntan siempre en este equipo de Pellegrini para golpear y derribar a quienes tratan de defenderlo. El segundo tanto, el definitivo, fue una buena muestra de ello. Fekir aguardó el momento justo para que lo doblara el lateral, por denominarlo de alguna manera, porque abarca toda la banda, Álex Moreno y éste supo ponerle el centro perfecto a la cabeza de Juanmi. Sí, Juan Miguel, el del “todos queremos que marque Juan Miguel” y los villancicos, el mejor representante de ese nirvana de felicidad que vive el beticismo, con toda la razón, se elevó muy por encima del defensa y también con calidad en el cabezazo lo tocó suave, justo al contrapié de Remiro. Imposible para el cancerbero, dos a cero y la diversión ya estaba absolutamente garantizada.

El Betis se soltó aún más si cabe, la Real se sintió golpeada y prácticamente dimitió del juego, pero eso le debe importar a quienes residen en San Sebastián, en el Benito Villamarín se trataba de disfrutar a lo grande y los futbolistas que vestían de verdiblanco hicieron todo lo posible para que los más de 52.000 espectadores se marcharan con el emoticono de la sonrisa instalado en sus caras. Tres a cero, con un precioso pase a la red de Fekir; cuatro a cero, con otra llegada de un Álex Moreno que llega a recordar a Gordillo con sus zancadas y el golpeo seco y cruzado…

El Benito Villamarín disfrutó, por tanto, de la fiesta y como está Manuel Pellegrini al frente, pues está garantizado que nadie se va a parar aquí, que la exigencia será la máxima en el próximo partido y en el otro y en el otro. Hasta hace nada la Real era considerada una alternativa al poder de la Liga, el Betis es el tercero y le acaba de meter cuatro a los vascos. Soñar es libre y ya se encargará el ingeniero chileno de prolongar ese estado el máximo tiempo posible.

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