Gran parte del futuro bético va a depender en buena medida de lo que dé de sí este apasionante presente. Donde se encuentre el próximo curso incidirá en el planteamiento que el club haga respecto al equipo. Con la portería bien cubierta, excesivamente cubierta en cuanto al número de guardametas, la gran incógnita de futuro se centra en la retaguardia, ya que entre préstamos y huidas, los cambios serán numerosos.

Emerson va a unirse al adiós de Mandi, mientras que Miranda sigue siendo del Barça y tanto Montoya como Moreno no andan con el crédito muy alto. Únicamente Bartra y Víctor parecen con la continuidad asegurada, pero conviene insistir en que mucho de lo que el Betis sea en el futuro inmediato va a estar a expensas de lo que depare este presente tan apasionante. Un presente que pasa por acelerar en cancha para no seguir con el freno que es sumar de uno en uno.

Llegamos a ese laboratorio que es la zona ancha y en la que luce por encima de todos Guido Rodríguez, pero al que convendría buscarle más ayuda de la que ahora recibe. El argentino se ha convertido en piedra angular del edificio, pero habría que aliviarle el trabajo, pues lo llaman de tantos sitios que el hombre apenas sabe dónde acudir. Y en esta zona surgen los nombres de Canales y de Fekir, pues cuando el primero se resfría todo el equipo agarra una pulmonía.

Parece el cántabro saturado, mientras que Fekir demuestra demasiado a cuentagotas que es excepcional, por lo que no estaría de más unas apariciones más frecuentes. Y delante, lo que parece el talón de Aquiles del equipo, la falta de gol. Parecía arreglada con el resurgir de Borja, pero otra vez se ha varado y el equipo lo padece. Son éstas pinceladas para esbozar el futuro, pero no hay más remedio que insistir en que todo ese futuro pasa por este presente tan apasionante.