CON la presencia de Mateu Lahoz en la judicatura del pleito, el Betis-Valladolid de esta tarde en Heliópolis aparece como plataforma de lanzamiento para la causa verde, blanca y verde. Lo ocurrido en Carranza hace cuatro meses, justamente el 19 de octubre, quedó en el recuerdo de quienes no quieren que al Betis le pase algo malo. Aquella expulsión del valenciano a Canales sigue siendo uno de los agravios que más molestaron al bético.

Y esta tarde vuelve el, a veces, dialogante árbitro valenciano a cruzarse en el camino del Real Betis Balompié, y será ante un Valladolid que ha logrado unos resultados muy positivos en estas últimas jornadas. Sobre todo la reciente victoria en Anoeta fue un golpe en la mesa de la tropa de Pacheta para ganar autoestima y también credibilidad. Por ello, la presencia de los albivioleta en la sobremesa heliopolitana aparece bajo el sello de que no ponen las cosas fáciles en los viajes.

Y en el Betis se ha producido la baja de Borja Iglesias, ese Panda que parece peleado con su mejor cualidad y que mostró en la ocasión al palo de Almería cómo el asunto de los goles suele aparecer a oleadas. No estará el ariete gallego, pero sí cuenta Pellegrini con pesos tan pesados como Luiz Felipe, Carvalho y Fekir, con lo que el apartado defensivo y el combinativo ganan de manera incuestionable. Y delante la gran duda de si será Ayoze o Willian José el sustituto de Borja.

Diez puntos es la distancia que separa a ambos contendientes, pero eso tiene sólo el significado que se le quiera dar y que es nada concluyente en este tiempo de vísperas. Diez puntos y ocho peldaños clasificatorios es la ventaja del Betis sobre el visitante de esta tarde precuaresmal. Y queda bien claro cómo la obligación de ganar es con lo que el Betis parte para que la vida siga siendo como hasta ahora, ya que los ladridos de los perseguidores no suenan ya tan lejanos.