De Joaquín a Miranda, el Betis vuelve a la Plaza Nueva

Sevilla/Por Esnaola. Por López. Por Cardeñosa. Por Oliveira. Por Dani. Por Juanito. Por Lorenzo Serra Ferrer. Por todos sus campeones. Miranda, ese niño que durante la semana recordaba su asistencia a la final de 2005 como aficionado, llevaba al Betis al cielo. Allí donde seguro que Pascual González sacaría la guitarra para entonar esa canción. Sí, Betis campeón. "Campeones, campeones", ese fue el grito que entonó la afición bética nada más anotar Miranda.

Sí, los béticos volverán a la Plaza Nueva. ¡Betis, alé!, así rezaba la bandera conmemorativa de la final, evocando ese anhelo de todos los béticos. 17 años después de aquella cita en el Vicente Calderón, ahora fue en La Cartuja. No podía recogerla otro protagonista que el 17. Joaquín, la finta y el sprint. El capitán, el abuelo yeyé de Andrés Ocaña, el canterano de 40 años. Con la confidencia del rey Felipe VI, que ya estuvo en la primera Copa de 1977 siendo un niño. Del monarca al rey del Betis. El único con dos títulos, que realizó una cuenta atrás que fue celebrada por lo más de 25.000 béticos que presenciaron in situ la final. Y con los más de 40.000 que estaban en el Benito Villamarín. Y con todos los béticos que se quedaron en sus casas. En Sevilla o en San Diego. El alma del Betis. El que quería ser torero. Y que volvió a coger el capote delante de Curro Romero, un bético más en la grada.

El beticismo vivió su gran noche 17 años después. Los que habían llegado desde toda España. Como Paco Betis, que cogió el coche para venirse desde Huércanos. Como Rafael Carranza, socio 6.154, que llegó con sus amigos de Peñaflor. Ignacio y Liam, desde Los Ángeles y San Diego.

Nadie dijo que iba a ser fácil. Y no lo fue. El Valencia se comportó a la altura de su escudo. Ni la mejor puesta en escena del Betis, con golazo de Borja Iglesias incluido –qué rabia llevaba el Panda cuando lo quitaron del campo–, amilanó a los de Bordalás, que reaccionaron de la mano de Carlos Soler y Guedes hasta que llegó el gol de Hugo Duro.

"¡Betis, Alé! Real Betis Balompié. Tienes que ganar la Copa, a Plaza Nueva hay que volver". Ese cántico fue una premonición. Desde la salida del hotel de concentración a la llegada a La Cartuja. La marea verde, dividida en dos por aquello de los escenarios de la acción, arropó a su equipo. También los valencianistas se hicieron notar. "¡Qué bote Mestalla!". Y eso pareció en algunos momentos.

Pero era el día del Betis. Aunque Manuel Pellegrini se paseara por el área técnica, pensando, analizando y hablando con Rubén Cousillas. Aunque sentara a Borja Iglesias cuando nadie lo compartía. Pero el chileno, con el chándal de la suerte, tenía una carta marcada. La que nadie esperaba. La de Juan Miranda.

La vuelta de honor fue una fiesta. Nadie se movía de la Cartuja. De un lado al otro del campo, a celebrarlo con todos los béticos. Joaquín rompía a llorar. El gran capitán, el que ha pasado de la última temporada a la penúltima…

El 23 de abril de 2022 el Estadio de la Cartuja pasó a la memoria del beticismo. Un día mágico. Desde la Alameda al Villamarín. Del centro histórico a Heliópolis. Sevilla fue más verde y blanca que nunca. "Arriba, arriba, arriba el Betis, campeón", entonó la afición bética. Que ya no sólo tendrá el Vicente Calderón como campo talismán.

Esta vez no fue el rey Juan Miguel, que dispuso de tres claras ocasiones y al que lo animaban desde la grada mientras se golpeaba la cabeza tras perdonar la tercera. No fue William Carvalho, el estilista de Vallecas. Tampoco el Panda, que sí había marcado el primero. Fue Miranda. De El Puerto de Santa María a Olivares. El lateral recogió el testigo para lanzar el penalti más importante de su vida. El quinto y decisivo. El que chutaron él y miles de béticos. El que hizo de nuevo campeón de España al Betis.