El Betis ingresa en la selecta élite europea (2-2)

Florencia/Las lágrimas de felicidad de los futbolistas del Real Betis Balompié en el césped del Artemio Franchi al finalizar los más de 130 minutos que duró el partido de Florencia lo decían todo. Eran una mezcla de orgullo, de liberación, de emoción, de felicidad absoluta y, por supuesto, de saber que habían conseguido que muchos miles de béticos pudieran disfrutar a lo grande de un momento histórico. El Betis ingresaba, por fin, en la élite del fútbol europeo al poder disputar su primera final continental. Será en Breslavia, Polonia, el 28 de mayo y hasta allí se desplazarán una infinidad de seguidores de la fe balompédica radicada en el sevillano barrio de Heliópolis para presumir de su equipo, de su amor a los colores verde y blanco, blanco y verde. Será una procesión colorida y feliz.

No habrá ningún motivo religioso esos días en la católica Polonia, sólo será deporte, pero con una locura sin igual, la que expresan los seguidores de ese club tan querido por la mitad de la ciudad hasta el punto de ser casi lo más importante de sus vidas.

Son los perejiles para un guiso riquísimo, para ver al Betis por fin en una final europea, pero para ello fue necesario el sufrimiento de llegar hasta la prórroga en Florencia, donde lo recibía el finalista de las dos últimas ediciones de esta Conference League. Claro que era difícil esta vez el reto, por supuesto que sí, y quien no lo entendiera así estaba muy equivocado. Ni siquiera importó, al respecto, que Antony pusiera por delante a los verdiblancos con un golazo de falta directa a la media hora de juego, al intermedio ya se llegaba con la eliminatoria igualada al no saber defender el cuadro de Pellegrini dos saques de esquina botados por los italianos. Ambos, uno por cada banda, los remató con comodidad Gosens (34’ y 42’), lo que supuso un sufrimiento añadido.

Tal vez fuera mejor así para la explosión de los sentidos al final del juego. Los triunfos sufridos provocan más gozo si cabe y por ello el Betis, todo el Betis, pudo disfrutar a lo grande tanto en el césped del Artemio Franchi como en todas las casetas del Real de la Feria donde había un seguidor de esa fe balompédica, es decir, prácticamente en todas ellas.

Apuesta por Lo Celso

Y en el análisis puramente futbolístico hay que resaltar que Manuel Pellegrini iba a apostar por Lo Celso para tratar de reforzar el centro del campo con el objetivo de adueñarse del balón. El argentino se movía cerca de Johnny para que Pablo Fornals tratara de ayudar desde la izquierda a Isco y Antony. En los laterales, mientras, ingresaban Sabaly y Ricardo Rodríguez, que eran esta vez los elegidos por el entrenador chileno. El resto era lo previsto, lógicamente.

El Betis tuvo el mando en ese arranque, incluso tuvo algunas llegadas a través de Fornals (11’), Isco y Lo Celso, ambos en la misma jugada en el minuto 18. El primer aviso italiano, mientras, se producía en una mala salida de Fran Vieites que obligó a Bartra a repeler el remate de Comuzzo sobre la misma línea (22’). Paradójicamente, en la misma jugada, en la contra, y en idéntico minuto llegaba un paradón impresionante de De Gea a Antony.

Las hostilidades habían comenzado y los dos equipos presentaban sus credenciales para el triunfo. Fue el Betis el que se adelantó primero tras una falta directa magistralmente sacada por Antony desde el borde del área. El brasileño le pegó con una superficie entre el interior y el empeine y el balón salió fortísimo y entró tras pegar en el poste. Un verdadero golazo.

Dos goles de córners

Sin embargo, el Betis se iba a descomponer en su mala defensa de los balones parados. Un par de saques de esquina, uno desde cada banda, y los dos con idéntico resultado, sendos cabezazos de Gosens con apenas oposición. El partido, y la eliminatoria, se había equilibrado de una forma inesperada. Entre los dos, sin embargo, hubo un disparo de Johnny al larguero que parecía gol tras un pase atrás de Isco (40’). Al descanso, pues, se llegaba con una sensación extraña.

Pero el Betis supo manejar sus emociones y nunca se fue del partido a pesar de estar por debajo en el marcador en ese segundo periodo. En el segundo acto ambos equipos, sobre todo la Fiorentina, iban a tener demasiado respeto. El Betis sí tuvo algo más de ambición, pero no estuvo acertado en las contras. Incluso cerca del tiempo de prolongación antes de la prórroga tuvo dos llegadas prometedoras. En una tuvieron una doble oportunidad Abde y Antony (89’); en la otra Bakambu casi remata un pase de Antony, pero golpeó a De Gea (92’).

Llegaba así el periodo suplementario para que Pellegrini demostrara, una vez más, su sapiencia balompédica. Había tenido que sustituir a Bartra por Mendy, que rindió muy bien en este difícil compromiso, y después optó por Aitor Ruibal y Altimira en lugar de los fatigados Bakambu y Fornals.

Ruibal, el chico para todo

Acierto total del chileno. Ruibal, el chico para todo, bajó un balón directo de Fran Vieites, le dio un pase extraordinario a Antony y éste tuvo tiempo para ver la llegada de Abde por la izquierda. El marroquí, como en la ida, marcó otro gol y sería el decisivo para que todos los béticos pudieran explotar de felicidad.

Porque ya no habría más goles a pesar de que los béticos tuvieron varias contras clarísimas. En algunas de ellas se lució De Gea, en otras los errores fueron de puro cansancio, sobre todo en una de Isco tras una gran acción de Pablo García. Pero dio igual, sólo era prolongar la emoción y al final llegarían las lágrimas de felicidad de todo el Betis, de Haro, Pellegrini, Isco, Antony y de todos sus seguidores. Su equipo había entrado en una selecta élite y jugará su primera final europea. Será el 28 de mayo en Breslavia con el Chelsea enfrente y con el deseo absoluto de ganarla. Claro que sí.