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El Dr. Joan Montaner, director del Plan Andaluz de Ictus, ha destacado la necesidad de mejorar la atención a pacientes de ictus en Andalucía después del alta hospitalaria. Si bien la atención en la fase aguda del ictus en Andalucía es excelente, con Unidades de Ictus en todas las provincias y un sistema de telemedicina, el Centro Andaluz de Teleictus (CATI) que cubre al 95-99% de la población, el verdadero reto comienza cuando los pacientes regresan a casa. “La fase aguda está muy bien cubierta, pero cuando el paciente se va a casa quedan muchos huecos por cubrir desde el punto de vista sociosanitario”, explicó Montaner, destacando las dificultades a las que se enfrentan muchos pacientes y sus familias en esta etapa.
Montaner ha participado en una jornada para analizar los retos y las oportunidades que presenta el abordaje sociosanitario del ictus en Andalucía. En este evento, organizado por Executive Forum, la Federación Andaluza de Daño Cerebral Adquirido (Fandace) e Ipsen se ha presentado el informe Investigación social sobre el impacto de las secuelas en las fases subaguda y crónica tras un ictus elaborado por la Federación Española de Daño Cerebral (Fedace) e Ipsen. Ana María Pérez, presidenta de Fandace, subrayó la relevancia de obtener datos precisos sobre la incidencia del ictus y los recursos disponibles para los afectados y sus familias. “Es fundamental que la información llegue de manera efectiva a las familias, quienes muchas veces se encuentran perdidas al enfrentarse a esta situación”, afirmó. El estudio proporcionado por Fedace e IPSEN ofrece un análisis detallado que, según Pérez, debería difundirse ampliamente para que las familias conozcan los recursos y el itinerario a seguir tras un ictus.
Uno de los principales problemas identificados por Pérez es la falta de información desde el hospital. “Las familias deberían salir del hospital con un itinerario marcado tanto en el plano sanitario como en el social”, explicó. Pérez enfatizó la importancia de que la trabajadora social solicite la Ley de Dependencia, la valoración de la discapacidad y otras ayudas disponibles, así como una derivación directa a la rehabilitación. Además, destacó la necesidad de centros de neurorehabilitación bien dotados en cada provincia andaluza.
La presidenta de Fandace también mencionó la falta de centros de estancia intermedia, que permitan una atención adecuada entre el alta hospitalaria y el regreso a casa. “Se ha realizado una experiencia piloto en Sevilla que ha sido positiva, pero necesitamos más centros de este tipo en toda Andalucía”, comentó. “Muchas personas se quedan encerradas en casa tras el ictus, por lo que es crucial contar con apoyo que les ayude a reintegrarse a la sociedad, ya sea para vestirse, comprar, estudiar o volver al trabajo”, señaló.
En comparación con otras comunidades autónomas, Pérez destacó que Andalucía está en desventaja en cuanto a convenios nominados y financiación de proyectos. “Mientras que en otras regiones cuentan con financiamiento seguro cada año, en Andalucía tenemos que presentarnos a subvenciones, lo cual genera incertidumbre y retraso”, explicó. Sin embargo, reconoció avances en la rapidez de los trámites para el coste de plaza y el concierto social en la región.
Finalmente, Pérez insistió en la necesidad de un centro de referencia para daño cerebral en Andalucía, similar al existente en Madrid. “Andalucía merece tener un centro de referencia donde las personas puedan recibir rehabilitación en un régimen cerrado, independientemente de la provincia en la que se encuentren”, concluyó.
Para abordar esta problemática, se ha desarrollado el proyecto ICONA (Ictus en Continuidad en Andalucía), cuyo objetivo es mejorar la transición del hospital al hogar. “Todos los profesionales de Andalucía que atienden al ictus participaron en reuniones durante un año, identificando áreas de mejora y trabajando en conjunto para establecer un protocolo común”, explicó Montaner. Este protocolo incluye detalles claros y accesibles en los informes de alta, así como un seguimiento sistemático de las complicaciones comunes post-ictus.
Una de las iniciativas destacadas en ICONA es la integración de estos protocolos en el sistema de historia electrónica de Andalucía, Diraya. “Estamos poniendo las partes más importantes del ICONA en Diraya, de forma que los médicos puedan seguir un checklist durante las consultas de seguimiento, asegurando que el paciente reciba la atención adecuada y que todo esté claramente documentado”, afirmó Montaner.
El doctor Joan Montaner también subraya que hay aspectos que requieren una inversión significativa y la colaboración de múltiples consejerías. “En Andalucía carecemos de centros de estancia intermedia, donde los pacientes puedan recibir rehabilitación intensiva tras el alta hospitalaria. Esto es una necesidad clara que requiere la intervención de la Consejería de Salud y recursos importantes”, indicó Montaner. Además, Montaner mencionó la importancia de agilizar los procesos relacionados con la Ley de Dependencia, ya que los pacientes suelen enfrentar largos tiempos de espera para recibir las ayudas necesarias. Por su parte, la doctora Lola Romero, adjunta del Departamento de Rehabilitación del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, ha explicado que la neurorrehabilitación representa una oportunidad de mejora para aquellas personas que padecen una discapacidad residual tras el ictus, reduciendo los déficits neurológicos para conseguir una mayor autonomía y prevenir complicaciones. Por esta razón, ha recalcado que “esta rehabilitación debe ser inmediata, lo más intensiva posible, significativa y especializada”, añadiendo que debe llevarse a cabo de forma coordinada y cumpliendo de manera adecuada con los requisitos de continuidad, intensidad, duración y evaluación periódica.
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