Cambios de humor en adolescentes: causas y cómo manejarlos con empatía
Investigación y Tecnología
Esta etapa está marcada por la búsqueda de identidad, la necesidad de pertenencia y el deseo de autonomía
Leticia Martín Enjuto, psicóloga, explica algunas razones del aislamiento en la adolescencia: "La clave está en conseguir que nuestro adolescente vea un lugar seguro en la familia"

La adolescencia es una etapa de transformación profunda. Desde los cambios físicos más visibles hasta los ajustes emocionales y psicológicos más sutiles, este periodo de transición entre la niñez y la adultez está marcado por una notable inestabilidad emocional. Los padres, educadores e incluso los propios adolescentes suelen preguntarse: ¿por qué hay tantos cambios de humor? Una cuestión que además de ser completamente válida, es también necesaria para entender los factores que influyen en las emociones de los adolescentes y así poder abordarlas con mayor empatía y eficacia.
Los cambios de humor que se dan en esta etapa no son simples "caprichos" o "rebeldía sin causa", sino que detrás de ellos hay una compleja interacción entre procesos hormonales, neurológicos y sociales. Veamos algunas causas biológicas y psicológicas de estos altibajos emocionales con los que poder comprender mejor lo que realmente sucede en la mente de un adolescente.
Cambios hormonales y su impacto en el cerebro adolescente
Es, sin duda, uno de los factores más determinantes de los cambios de humor en la etapa adolescente. Es inevitable esa revolución hormonal que ocurre durante la pubertad. La glándula hipófisis, situada en la base del cerebro, comienza a liberar grandes cantidades de hormonas que estimulan otras glándulas, como las gónadas que son la parte del sistema reproductor que produce y libera óvulos (ovarios) o esperma (testículos), las cuales empiezan a producir estrógeno o testosterona, por lo que ya no solo hablamos de cambios a nivel físico, sino del funcionamiento cerebral.
Las hormonas sexuales, como la testosterona y los estrógenos, influyen directamente en áreas del cerebro relacionadas con la regulación emocional, como la amígdala y la corteza prefrontal. La amígdala es la responsable de procesar emociones intensas como el miedo, la ira o la tristeza y se activa más fácilmente durante esta etapa. Al mismo tiempo, la corteza prefrontal, que se encarga de funciones ejecutivas como el autocontrol, la toma de decisiones y la evaluación de consecuencias, aún no está completamente desarrollada.
"Una pequeña discusión con un amigo o un comentario negativo en redes puede provocar una reacción emocional mucho más intensa de lo que cabría esperar en un adulto"
Según un estudio publicado en Nature Neuroscience (Blakemore & Mills, 2014), la corteza prefrontal sigue madurando hasta bien entrada la tercera década de vida. Esto significa que durante la adolescencia, los jóvenes experimentan emociones muy intensas con una capacidad limitada para regularlas. La combinación de un sistema emocional hiperactivo y un sistema de control aún inmaduro crea una tormenta perfecta para los cambios de humor frecuentes y extremos.
Factores sociales, estrés y construcción de identidad
Además de los cambios biológicos, los adolescentes enfrentan múltiples desafíos sociales y psicológicos que también contribuyen a su inestabilidad emocional. Esta etapa está marcada por la búsqueda de identidad, la necesidad de pertenencia y el deseo de autonomía. Todo esto ocurre mientras se enfrentan a presiones escolares, expectativas familiares, relaciones amorosas incipientes y la influencia constante de las redes sociales.
La construcción de la identidad personal implica cuestionar valores, creencias y roles sociales. Este proceso puede generar ansiedad, inseguridad y conflictos internos, los cuales se manifiestan muchas veces como cambios bruscos de humor. Erik Erikson, psicólogo del desarrollo, definió la adolescencia como la etapa del "conflicto entre identidad y confusión de roles", lo que evidencia la carga emocional que conlleva este momento del desarrollo.
"Detrás de cada explosión emocional hay un cerebro en construcción, tratando de encontrar su lugar en el mundo"
Por otro lado, el entorno social también juega un papel importante. Estudios realizados por la Asociación Americana de Psicología indican que el estrés en adolescentes ha ido en aumento en la última década, debido al alto rendimiento académico exigido, el temor al fracaso y la exposición constante a la comparación social a través de internet. El estrés crónico afecta la producción de cortisol, una hormona relacionada con el estado de ánimo, lo que puede intensificar las reacciones emocionales y fomentar la irritabilidad o la tristeza. El cerebro adolescente también muestra una mayor sensibilidad a la aceptación social y a la exclusión. Esto se debe en parte al desarrollo del sistema de recompensa dopaminérgico, que responde de manera más intensa a estímulos emocionales y sociales. Así, una pequeña discusión con un amigo o un comentario negativo en redes puede provocar una reacción emocional mucho más intensa de lo que cabría esperar en un adulto.
La adolescencia no es solo una etapa de "locura pasajera", sino un periodo de reestructuración cerebral y emocional profundo, por lo que apoyar a los adolescentes requiere paciencia, comunicación empática y una mirada informada. Promover entornos seguros, fomentar la expresión emocional saludable y acompañarlos en su búsqueda de identidad puede marcar una gran diferencia en cómo viven esta etapa. Y, sobre todo, recordar que detrás de cada explosión emocional hay un cerebro en construcción, tratando de encontrar su lugar en el mundo.
Referencias bibliográficas.
Asociación Americana de Psicología (2014). Encuesta de la Asociación Americana de Psicología demuestra que el estrés en los adolescentes es similar al de los adultos.
Nature Neuroscience (2013, septiembre). ¿Es la adolescencia un período sensible para el procesamiento sociocultural?
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por QuirónSalud