Cartografía de futuras pandemias

Casi el 10% de la superficie terrestre se encuentra altamente expuesta a brotes de enfermedades zoonóticas

El proyecto europeo IDAlert mapea el riesgo de posibles epidemias a escala global

Un operario fumingando contra el virus del Nilo Occidental, una de las nueve amenazas analizadas por la OMS en este estudio. / Julio González

Un estudio internacional publicado en Science Advances alerta de que el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el crecimiento poblacional y el aumento de la presión humana sobre los ecosistemas están creando las condiciones idóneas para la aparición de nuevas enfermedades infecciosas con potencial epidémico y pandémico. Por primera vez, un equipo multidisciplinar ha elaborado un índice de riesgo que combina el peligro de aparición de zoonosis con la capacidad de respuesta de los países, permitiendo anticipar las zonas más vulnerables a futuras crisis sanitarias.

El trabajo ha sido coordinado por investigadores del Joint Research Centre (Comisión Europea) y de varios centros europeos. Entre las investigadoras está Dolores Ibarreta, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea en Sevilla. El estudio ha analizado más de 130 brotes de nueve enfermedades prioritarias para la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre ellas ébola, fiebre de Lassa, virus del Nilo Occidental, MERS, SARS o zika. Se excluyó la Covid-19 por su carácter global y distorsionador en los modelos de predicción.

Regiones con más riesgo

Utilizando técnicas avanzadas de machine learning y datos satelitales, el equipo identificó que el 9,3% de la superficie terrestre del planeta presenta riesgo alto o muy alto de brotes de enfermedades zoonóticas. Las regiones más amenazadas se localizan en América Latina (27% de su territorio) y Oceanía (18,6%), seguidas de Asia y África. Europa y Norteamérica presentan, en cambio, una exposición muy baja (0,2% y 0,08%, respectivamente).

Al tener en cuenta la distribución de la población, el análisis revela que una de cada cinco personas vive en zonas de riesgo medio, y un 3% en zonas de riesgo alto o muy alto.

Factores a tener en cuenta

Entre los factores que disparan el riesgo de aparición de enfermedades con potencial epidémico, los investigadores señalan especialmente aquellos relacionados con el clima, el medioambiente y la densidad de población. Las temperaturas elevadas y las precipitaciones intensas crean condiciones propicias para la supervivencia de patógenos y vectores, mientras que un déficit hídrico moderado favorece la concentración de animales y humanos en torno a recursos escasos, lo que incrementa el contacto y la posibilidad de transmisión. La alta densidad ganadera también contribuye al riesgo, ya que los animales domésticos pueden actuar como reservorios intermedios para muchos virus zoonóticos. A ello se suma la frecuencia de los cambios en el uso del suelo, como la deforestación o la expansión agrícola y urbana, que facilitan el salto de patógenos desde la fauna silvestre. Finalmente, la proximidad entre humanos y zonas forestales se convierte en un factor clave en regiones tropicales, donde las poblaciones se adentran cada vez más en ecosistemas naturales, aumentando las oportunidades de contagio.

El papel de la pérdida de biodiversidad resultó especialmente complejo. El modelo detectó que una disminución moderada de especies aumenta el riesgo (por la pérdida del llamado “efecto dilución”), pero pérdidas extremas podrían reducirlo temporalmente por la desaparición de reservorios. Esta relación no lineal sugiere que el efecto de la biodiversidad depende del ecosistema y del tipo de patógeno.

Un índice para medir el riesgo epidémico

Más allá de identificar las zonas propensas al surgimiento de brotes, los autores desarrollaron un índice de riesgo epidémico que combina el riesgo ambiental con la capacidad nacional de respuesta, evaluada según indicadores de la OMS en materia de vigilancia y control de zoonosis.

Con este enfoque, algunos países altamente expuestos logran un riesgo epidémico moderado gracias a una buena preparación sanitaria, mientras que otros presentan riesgo crítico, al combinar exposición elevada con escasa capacidad de respuesta. En esta última categoría solo aparece Papúa Nueva Guinea, aunque muchas regiones africanas muestran una vulnerabilidad preocupante. El estudio ofrece una herramienta útil para priorizar la vigilancia epidemiológica, planificar inversiones en salud pública y diseñar políticas de prevención centradas en la relación entre salud humana, animal y ambiental.

"No es solo cuestión de azar"

La aparición de nuevas pandemias no es solo cuestión de azar. Está profundamente vinculada a cómo gestionamos nuestro entorno”, señala la coautora Ilaria Capua. “Este estudio demuestra que el riesgo epidémico puede predecirse, pero también prevenirse, si se actúa sobre sus causas”.

os autores reclaman que las estrategias de adaptación al cambio climático, la ordenación sostenible del territorio y la planificación urbana se integren en las políticas de salud pública. Asimismo, proponen reforzar la vigilancia en los “puntos calientes” y mejorar los sistemas de diagnóstico, especialmente en países con escasa capacidad sanitaria.

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